ENSAYO FICTICIO DE UN LECTOR REALO ENSAYO REAL DE UN LECTOR FICTICIO
...por el hombre vuelve a ponerse toda la
historia
en la
balanza y salen de su escondrijo los secretos
del
pasado para que su sol les ilumine.
No es
enteramente posible adivinar todo lo que será
aún la
historia.
FRIEDRICH
NIETZSCHE
I.
ARBITRIO PRIMERO
...así
continuaron viviendo en una realidad
escurridiza
momentáneamente capturada por las palabras,
pero
que había de fugarse sin remedio cuando
olvidarán
los valores de la letra escrita.
GARCIA
MARQUEZ
·
La historia de los hombres es la de la
palabra, el verbo da perennidad a la acción y también le concede algo de
sentido.
·
Lo histórico es un espejo trashumante
que convierte lo sucedido, en supuestas verdades que abren caminos y destinos a
los pueblos.
·
El recuerdo pareciera ser la valoración
que viaja y une tiempos, a través del recuerdo toma sentido el espacio.
·
La memoria de un pueblo está en su
capacidad de recordar, esto es, iluminar con la reminiscencia, hombres, tiempos
y espacios, relacionándolos e interpretándolos.
·
El hombre es un hacedor de recuerdos,
vive para hacer luces que luego son rescatadas por la posteridad.
·
La verdad no está en lo que dicen las
palabras, sino en lo que sin decirlo dicen, no desnudos sino a través de los
ojos del escritor es que son luz y vida
los recuerdos.
·
Lo ficticio no es un invento del
hombre, es una vida alterna que hace para escapar de su fugacidad, engañando a
sus dioses y huyéndole a su sombra, es decir a su muerte.
·
La casa de la mentira fue la casa de la
historia, yo lo viví, yo lo vi, yo lo supe, yo lo desentrañé no han sido más que artificios para imponer
los dogmas de un olvido que no está en los hombres, sino que entra a ellos a
través de sus sentidos, falsos testigos de la vida misma, falsificadores de
palabras.
·
La casa de la verdad está en los restos
de la casa de la historia, constituye un mundo cenizado de recuerdos rescatados
y convertidos, revividos y resaltados en lo verídico del caos. Fragmentos que
revelan la desintegración del hombre moderno, pero que son una muestra de la
unidad disuelta en la pérdida genealógica de la univocidad humana.
·
Historia, historicidad, historiografía,
histórico, historicista, historicismo, historiado, histeria de términos para
presumir que se ha entendido qué es el vivir.
·
Ficción, ficticio,
ficcionalizado, ficcionalizar, ficcionario para evadir que algún día tenemos
que morir.
II.
INTERMEDIO
El tiempo
pareciera ser el soporte que le permite al hombre, mejor dicho a la cultura,
iniciar recorridos por los caminos de la reflexión.
La
temporalidad acentúa los cambios vertiginosos de lo corpóreo y lo invita a
hacerse constantemente preguntas sobre su entorno y sobre si mismo.
Tales
inquisiciones se resuelven con palabras, con palabras apostadas a las puertas
de los ejes temporales, cargadas de signos que nombran y que se nombran, y al
mentarse a sí mismas hacen un híbrido hecho de referentes e imaginarios; que al
mencionar y referir deshacen un mundo y erigen un caos hecho de verbo y facto
conjugado en la escritura.
Atreverse a
reflejarlos es ejercicio cotidiano del escritor, quien exorciza sus temores a
partir de la conjugación híbrida y del fragmento que contiene al universo.
III.
ARBITRIO SEGUNDO
EVIDENCIAS
·
A
propósito del texto1.
Pensar que
un texto es histórico2 porque aluda a hechos históricos tiene sus
implicaciones. Un texto no se construye exclusivamente con referencialidades de
un proceso vital traducido en lenguaje y correspondiente a una dualidad temporal
y espacial determinada. Tales elementos contribuirían, en todo caso, a lo que
podría llamarse los soportes textuales de una obra escrita.
Tampoco un
texto es ficción3 porque contenga elementos relacionados con
mundos alternos que sólo han existido en las construcciones lingüísticas que lo
sostienen y que gracias a las interrelaciones entre el narrador y el lector
pueda adquirir significados. Estas interrelaciones se fundamentan en soportes
contextuales más complejos.
Tocar los
dos extremos para aludir a la relación compleja de dos ámbitos
interdependientes4 sugiere, de antemano, la imposibilidad de
delimitar con exactitud hasta qué punto un texto es historia o es ficción. Por
lo tanto, resulta adecuado fijar
posición al respecto.
Un texto es
histórico no porque narre hechos que sucedieron sino porque expresa, en su
superficialidad o en su profundidad estructural elementos vitales, espaciales,
temporales y de cosmovisión de una cultura a través de los cuales queda
inscrito en un proceso lingüístico.
Tal
propuesta incluiría como texto histórico a casi todas las creaciones de escritura, no obstante, habría que pensar
entonces en los textos de ficción5. Qué los
caracteriza y diferencia de los anteriores. Para establecer algunas
puntualizaciones al respecto es
necesario recurrir a otra evidencia.
·
A
propósito del lector.
Los
lectores no podrían, de antemano, dividirse en lectores de historia y lectores
de ficción. Aunque la lectura es un ejercicio de elección el texto es para el
lector inelegible para ubicarlo en una instancia histórica o ficcional. Los
elementos que confluyen en la actividad lectora
apunta hacia el juego de significado y hacia la posibilidad
significativa de estos, la lectura es una actividad expansiva según esta última propuesta,
porque ante cada frase se abren múltiples posibilidades de interpretación, aun
en textos denotativos; el ludismo por su parte implica un constante intercambio
semántico que contribuye al enriquecimiento del mensaje y le otorga una
multidimensionalidad significativa. Aunque el lector supone que ha elegido un
texto histórico, termina perdiéndose en los laberintos de las palabras, aunque
haya pretendido escoger un texto de ficción las palabras empiezan a darle
muchísimos rastros para encontrar el camino perdido y le aporta modos de ver y
sentir el mundo.
Los textos
no están superpuestos, están compenetrados y se deben entre sí
interdependencia. Fuera de la historia y de la ficción no hay salvación. La
historia y la ficción son esencia vital expresada en lenguaje.
Los
lectores están superpuestos, la historia y la ficción lo salvan de la
fugacidad. El lector con su oficio transita por la perennidad a través de las
palabras que al ser revividas con cada lectura al mismo tiempo lo llenan de
vida. El mundo ficticio del texto se cruza con el mundo real del lector en este
intercambio de vitalidades.
IV. EL FALSO CUADERNO
DEL ARBITRISTA
·
HISTORIA
Y FICCION. Astro verbal de dos caras.
Elegí
la ficción porque creo que en un escritor
lo
importante es su poder imaginativo. La fuerza de la
imaginación
es tan poderosa que puede acondicionar hechos reales.
JUAN
RULFO
Vida,
ficción e historia constituyen un triángulo de luces y velos entrecruzados.
Tres
caminos traspasan el triángulo formando una estrella de seis puntas expresadas
en el texto: la imaginación, la realidad y la verdad.
El oficio
de un escritor es dual, develar y velar. Cuando hay evidencias indetermina,
cuando hay laberintos arroja luz sobre sus paredes pero no muestra la salida.
La estrella
textual pareciera tener dos caras, la de la subjetividad y la de la
objetividad, esta última intenta
predominar en los escritos que pretenden representar, ser fieles a la
figuración, la subjetividad por su parte intenta confundir y busca la
reflexividad, la respuesta que la salve.
Hay quienes
creen que la historia pertenece a una de las caras de la estrella, a la de la
objetividad y le confieren a la ficción el envés. Historia y ficción son
reverso y anverso de un mismo ámbito, el del lenguaje. Allí son indisolubles
objeto y sujeto. El lector es objeto y sujeto de su propia creación, la
lectura. El texto es ante todo sujeto que espera ser convertido.
El lector
confronta y traduce ámbitos, dilucida e identifica. Piensa que la función de
significancia o de representancia puede
salvar abismos entre la función poética y la referencial, entre la
intencionalidad discursiva y la competencia semántica.
Antes del
advenimiento de la modernidad se concebía a la historia como una propuesta
expresiva para referir y la literatura una postura estética que se refería. En
la modernidad, historia y ficción son campos indistintos del arte, campos
minados donde el lector al denotar detona multiplicidad de trampas semánticas
que apuntan hacia un contexto, traduciéndose en polisemia que traduce y
distorsiona a la vez.
La
escritura se hace de un tiempo y un espacio que no está en ella sino en el
lector, el terreno del escritor es la palabra rescatada, el del lector la
palabra renovada, cada lectura es una renovación de la metáfora. El tiempo y el
espacio de la escritura es virtual, no se corresponden con el tiempo y el
espacio físico de dimensiones y/o medidas, es una temporalidad y espacialidad
alterna, dimensiones otras que toman sentido con la lectura6
.
·
INQUISICIONES
SOBRE FICCIÓN E HISTORIA.
¿La
literatura refleja a la historia, la literatura no representa a lo real?
La realidad
se sabe cercada por el lenguaje y lo engaña, la historia esta más allá de la
realidad y sabiéndose infinita busca sus límites en las palabras. Si la literatura
representara a lo real uno de los dos habría dejado de existir, si no lo
representara ninguno existiría6 .
¿Y qué es
la ficción?
Es un
espejo, es un espejo donde lo corpóreo se trueca en aire, lo etéreo en piedra,
lo finito en eterno. Es un espejo que transforma y transgrede.
Entonces,
lo poético...
¿qué es lo
poético?
Es un
diálogo entre lo real y lo ficticio, lo histórico y lo verdadero6 .
¿y la
poesía?
La poesía
es un diálogo inconcluso con la vida y la vida le debe su aire a las palabras
de donde viene desde el inicio de los tiempos.
Pero y ¿qué
es Literatura?
Decir
literatura es decir viaje, viajar es leer el mundo, leer es viajar a través de
las palabras, escribir es hacer y deshacer mundos viajeros. La literatura
presenta espejos de palabras, no es realidad ni pretende serlo, es apenas un
espejo donde fija sus rostros la historia y la ficción, es decir, la semblanza
del espíritu.
¿Pero todo
esto bien podría ser verdad o no, cómo convencernos que lo que se ha dicho es
verdad?’
La legislación del lenguaje entrega las primeras leyes de la
verdad (...) El mentiroso requiere de las designaciones válidas de las palabras
para hacer aparecer como real a lo
irreal.
¿Qué es
verdad? Un ejercito inmóvil de metáforas, metonimias, antropomorfismo, en breve
una suma de relaciones humanas que fueron poética y retóricamente
intensificadas, traducidas y adornadas y que, luego de un largo uso, a un
pueblo le parecen sólidas, canónicas y obligantes: las verdades son
convenciones de las que uno se ha olvidado que son tales, metáforas que se han
desgastado y se han vuelto sensorialmente débiles, monedas que han perdido su
sello y que ahora ya no son tomadas en consideración como monedas, sino sólo
como metal.” NIETZSCHE9
NOTAS
1 Para una mejor
comprensión de los enunciados véase el artículo de Paul Ricoeur Mundo del texto y mundo del lector para
completar las consideraciones a propósito del lector, el narrador, los pactos
de lectura entre ambos, los viajes emprendidos por el lector. Particularmente
es atractiva la noción de lector virtual y de lector real, la de narrador digno
de confianza y la del no digno, de la
persuasión y el distanciamiento, de la
lectura inocente y la distanciada, de las alteraciones que desorientan al lector pero que lo
liberan, la lectura que promueve la interpretación y la noción de indeterminación, de los viajes
del lector y de los acercamientos sucesivos y expansivos que hace como viajero.
2 Representancia es la función que Paul Ricoeur (1994) le
confiere a la historia intentando dar luces para el entendimiento discursivo de
historia y ficción.
3 El peso en el caso de la
ficción recae, según Ricoeur en la significancia.
4 Francoise Perus (1994) aludiendo a los límites entre La
literatura y la historia se inclina por la noción de interdisciplinariedad y
descarta la pluri y la transdiciplinanierad. Ficción e historia sin sostener
que una depende a la literatura y otra a la historia forman parte de la
interdisciplinariedad aludida por Perus.
5 En el caso de la
historiografía, la ficción se encuentra al final en el producto de la
manipulación y del análisis expresa Michel de Certeau, (1994) habría que
agregar que en el caso de la ficción, la historiografía se encuentra en la
producción de manipulaciones y de análisis tanto del lector como del narrador.
6 Mario Lancelotti hace algunas aproximaciones en torno al tiempo y
sus connotaciones en el campo literario, en tal sentido sostiene:
Whitehead postula que pasado,
presente y futuro se implican y que, por lo tanto, cada segmento del tiempo nos
muestra, a la vez una recapitulación y una prefiguración de la realidad. En un
“proceso” semejante al flujo misterioso de la vida cobra una marcha circular y
reversible, comparable al eterno retorno. Una idea parecida podríamos extraer
de los planteos fenomenológicos de Husserl en su revisión del pensamiento de
Brentano. De un modo o de otro la idea de una temporalidad discontinua,
recurrente y previsible confirma las más osadas aventuras de la fantasía y
certifica, a un tiempo, la validez de la intuición poética y el indisoluble
lazo que une poesía y filosofía. Pacheco y Barrera (1993), disertaciones que
dan soportes a estas aproximaciones y de algún modo pueden constituir un punto
de discusión y reflexión más profundo
aun.
7 Partiendo de la pareja
de contrarios realidad e irrealidad (que como todos los contrarios,
dialécticamente resultan ser conceptos complementarios: la existencia de uno
presupone la existencia del otro y de ello deriva su sentido), propondremos un
esquema de caracterizaciones sobre
realidad y fantasía (o de lo
fantástico, como insiste en decir Cortázar), donde buscaremos la ubicación a la
gama de posibilidades que incluye categorías que van de la realidad objetiva
hasta lo trasreal.
Las dimensiones de la realidad nos llevarán a los
planos de la fantasía (al fin ay al cabo de una forma de realidad) si partimos
de la división objetiva del acontecer,
la realidad imaginada de la fantasía y
la realidad intuida o revelada del sueño y de la magia. Sostiene Gustavo Luis
Carrera en su ensayo titulado “Aproximación a supuestos teóricos para un
concepto del cuento” En Del cuento y sus
alrededores, Pacheco y Barrera (1993)
7Poesía es el diálogo del
hombre con su tiempo, sostenía Antonio Machado, ver en tal sentido a Andrés
Fidalgo (19??) en su libro titulado Elementos
de Poética
[1]9 Sin referencia exacta, cita extraída del material fotocopiado
Acerca de la verdad y la mentira en sentido extramoral publicado en la revista Filosofía de la Universidad Simón
Bolívar traducido del alemán por José
Jara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario