domingo, 19 de abril de 2015

REALIDAD Y FICCIÓN

ENSAYO FICTICIO DE UN LECTOR REALO ENSAYO REAL DE UN LECTOR FICTICIO

...por el hombre vuelve a ponerse toda la historia
en la balanza y salen de su escondrijo los secretos
del pasado para que su sol les ilumine.
No es enteramente posible adivinar todo lo que será
aún la historia.
FRIEDRICH NIETZSCHE

I. ARBITRIO PRIMERO

...así continuaron viviendo en una realidad
escurridiza momentáneamente capturada por las palabras,
pero que había de fugarse sin remedio cuando
olvidarán los valores de la letra escrita.
GARCIA MARQUEZ

·       
La historia de los hombres es la de la palabra, el verbo da perennidad a la acción y también le concede algo de sentido.
·       
Lo histórico es un espejo trashumante que convierte lo sucedido, en supuestas verdades que abren caminos y destinos a los pueblos.
·       
El recuerdo pareciera ser la valoración que viaja y une tiempos, a través del recuerdo toma sentido el espacio.
·       
La memoria de un pueblo está en su capacidad de recordar, esto es, iluminar con la reminiscencia, hombres, tiempos y espacios, relacionándolos e interpretándolos.
·       
El hombre es un hacedor de recuerdos, vive para hacer luces que luego son rescatadas por la posteridad.
·       
La verdad no está en lo que dicen las palabras, sino en lo que sin decirlo dicen, no desnudos sino a través de los ojos del escritor es que son luz y vida  los recuerdos.
·       
Lo ficticio no es un invento del hombre, es una vida alterna que hace para escapar de su fugacidad, engañando a sus dioses y huyéndole a su sombra, es decir a su muerte.
·       
La casa de la mentira fue la casa de la historia, yo lo viví, yo lo vi, yo lo supe, yo lo desentrañé  no han sido más que artificios para imponer los dogmas de un olvido que no está en los hombres, sino que entra a ellos a través de sus sentidos, falsos testigos de la vida misma, falsificadores de palabras.
·       
La casa de la verdad está en los restos de la casa de la historia, constituye un mundo cenizado de recuerdos rescatados y convertidos, revividos y resaltados en lo verídico del caos. Fragmentos que revelan la desintegración del hombre moderno, pero que son una muestra de la unidad disuelta en la pérdida genealógica de la univocidad humana.
·       
Historia, historicidad, historiografía, histórico, historicista, historicismo, historiado, histeria de términos para presumir que se ha entendido qué es el vivir.
·       
    Ficción, ficticio, ficcionalizado, ficcionalizar, ficcionario para evadir que algún día tenemos que morir.

II. INTERMEDIO

            El tiempo pareciera ser el soporte que le permite al hombre, mejor dicho a la cultura, iniciar recorridos por los caminos de la reflexión.
            La temporalidad acentúa los cambios vertiginosos de lo corpóreo y lo invita a hacerse constantemente preguntas sobre su entorno y sobre si mismo.
            Tales inquisiciones se resuelven con palabras, con palabras apostadas a las puertas de los ejes temporales, cargadas de signos que nombran y que se nombran, y al mentarse a sí mismas hacen un híbrido hecho de referentes e imaginarios; que al mencionar y referir deshacen un mundo y erigen un caos hecho de verbo y facto conjugado en la escritura.
            Atreverse a reflejarlos es ejercicio cotidiano del escritor, quien exorciza sus temores a partir de la conjugación híbrida y del fragmento que contiene al universo.

III. ARBITRIO SEGUNDO

EVIDENCIAS

·      A propósito del texto1.

            Pensar que un texto es histórico2  porque aluda a hechos históricos tiene sus implicaciones. Un texto no se construye exclusivamente con referencialidades de un proceso vital traducido en lenguaje y correspondiente a una dualidad temporal y espacial determinada. Tales elementos contribuirían, en todo caso, a lo que podría llamarse los soportes textuales de una obra escrita.
            Tampoco un texto es ficción3  porque contenga elementos relacionados con mundos alternos que sólo han existido en las construcciones lingüísticas que lo sostienen y que gracias a las interrelaciones entre el narrador y el lector pueda adquirir significados. Estas interrelaciones se fundamentan en soportes contextuales más complejos.
            Tocar los dos extremos para aludir a la relación compleja de dos ámbitos interdependientes4  sugiere, de antemano, la imposibilidad de delimitar con exactitud hasta qué punto un texto es historia o es ficción. Por lo tanto,  resulta adecuado fijar posición al respecto.
            Un texto es histórico no porque narre hechos que sucedieron sino porque expresa, en su superficialidad o en su profundidad estructural elementos vitales, espaciales, temporales y de cosmovisión de una cultura a través de los cuales queda inscrito en un proceso lingüístico.
            Tal propuesta incluiría como texto histórico a casi todas las creaciones  de escritura, no obstante, habría que pensar entonces en los textos de ficción5. Qué los caracteriza y diferencia de los anteriores. Para establecer algunas puntualizaciones al  respecto es necesario recurrir a otra evidencia.
·      A propósito del lector.
            Los lectores no podrían, de antemano, dividirse en lectores de historia y lectores de ficción. Aunque la lectura es un ejercicio de elección el texto es para el lector inelegible para ubicarlo en una instancia histórica o ficcional. Los elementos que confluyen en la actividad lectora  apunta hacia el juego de significado y hacia la posibilidad significativa de estos, la lectura es una actividad   expansiva según esta última propuesta, porque ante cada frase se abren múltiples posibilidades de interpretación, aun en textos denotativos; el ludismo por su parte implica un constante intercambio semántico que contribuye al enriquecimiento del mensaje y le otorga una multidimensionalidad significativa. Aunque el lector supone que ha elegido un texto histórico, termina perdiéndose en los laberintos de las palabras, aunque haya pretendido escoger un texto de ficción las palabras empiezan a darle muchísimos rastros para encontrar el camino perdido y le aporta modos de ver y sentir el mundo.
            Los textos no están superpuestos, están compenetrados y se deben entre sí interdependencia. Fuera de la historia y de la ficción no hay salvación. La historia y la ficción son esencia vital expresada en lenguaje. 
            Los lectores están superpuestos, la historia y la ficción lo salvan de la fugacidad. El lector con su oficio transita por la perennidad a través de las palabras que al ser revividas con cada lectura al mismo tiempo lo llenan de vida. El mundo ficticio del texto se cruza con el mundo real del lector en este intercambio de vitalidades.


IV.  EL FALSO CUADERNO DEL ARBITRISTA

·      HISTORIA Y FICCION. Astro verbal de dos caras.

Elegí la ficción porque creo que en un escritor
lo importante es su poder imaginativo. La fuerza de la
imaginación es tan poderosa que puede acondicionar hechos reales.
JUAN RULFO

            Vida, ficción e historia constituyen un triángulo de luces y velos entrecruzados.
            Tres caminos traspasan el triángulo formando una estrella de seis puntas expresadas en el texto: la imaginación, la realidad y la verdad.
            El oficio de un escritor es dual, develar y velar. Cuando hay evidencias indetermina, cuando hay laberintos arroja luz sobre sus paredes pero no muestra la salida.
            La estrella textual pareciera tener dos caras, la de la subjetividad y la de la objetividad,  esta última intenta predominar en los escritos que pretenden representar, ser fieles a la figuración, la subjetividad por su parte intenta confundir y busca la reflexividad, la respuesta que la salve.
            Hay quienes creen que la historia pertenece a una de las caras de la estrella, a la de la objetividad y le confieren a la ficción el envés. Historia y ficción son reverso y anverso de un mismo ámbito, el del lenguaje. Allí son indisolubles objeto y sujeto. El lector es objeto y sujeto de su propia creación, la lectura. El texto es ante todo sujeto que espera ser convertido.
            El lector confronta y traduce ámbitos, dilucida e identifica. Piensa que la función de significancia o de representancia puede  salvar abismos entre la función poética y la referencial, entre la intencionalidad discursiva y la competencia semántica.
            Antes del advenimiento de la modernidad se concebía a la historia como una propuesta expresiva para referir y la literatura una postura estética que se refería. En la modernidad, historia y ficción son campos indistintos del arte, campos minados donde el lector al denotar detona multiplicidad de trampas semánticas que apuntan hacia un contexto, traduciéndose en polisemia que traduce y distorsiona a la vez.
            La escritura se hace de un tiempo y un espacio que no está en ella sino en el lector, el terreno del escritor es la palabra rescatada, el del lector la palabra renovada, cada lectura es una renovación de la metáfora. El tiempo y el espacio de la escritura es virtual, no se corresponden con el tiempo y el espacio físico de dimensiones y/o medidas, es una temporalidad y espacialidad alterna, dimensiones otras que toman sentido con la lectura6 .

·      INQUISICIONES SOBRE FICCIÓN E HISTORIA.

            ¿La literatura refleja a la historia, la literatura no representa a lo real?
            La realidad se sabe cercada por el lenguaje y lo engaña, la historia esta más allá de la realidad y sabiéndose infinita busca sus límites en las palabras. Si la literatura representara a lo real uno de los dos habría dejado de existir, si no lo representara ninguno existiría6 .
            ¿Y qué es la ficción?
            Es un espejo, es un espejo donde lo corpóreo se trueca en aire, lo etéreo en piedra, lo finito en eterno. Es un espejo que transforma y transgrede.
            Entonces, lo poético... 
            ¿qué es lo poético?
            Es un diálogo entre lo real y lo ficticio, lo histórico y lo verdadero6 .
            ¿y la poesía?
            La poesía es un diálogo inconcluso con la vida y la vida le debe su aire a las palabras de donde viene desde el inicio de los tiempos.
            Pero y ¿qué es Literatura?
            Decir literatura es decir viaje, viajar es leer el mundo, leer es viajar a través de las palabras, escribir es hacer y deshacer mundos viajeros. La literatura presenta espejos de palabras, no es realidad ni pretende serlo, es apenas un espejo donde fija sus rostros la historia y la ficción, es decir, la semblanza del espíritu.
            ¿Pero todo esto bien podría ser verdad o no, cómo convencernos que lo que se ha dicho es verdad?’
            La legislación del lenguaje entrega las primeras leyes de la verdad (...) El mentiroso requiere de las designaciones válidas de las palabras para hacer aparecer como real  a lo irreal.
               ¿Qué es verdad? Un ejercito inmóvil de metáforas, metonimias, antropomorfismo, en breve una suma de relaciones humanas que fueron poética y retóricamente intensificadas, traducidas y adornadas y que, luego de un largo uso, a un pueblo le parecen sólidas, canónicas y obligantes: las verdades son convenciones de las que uno se ha olvidado que son tales, metáforas que se han desgastado y se han vuelto sensorialmente débiles, monedas que han perdido su sello y que ahora ya no son tomadas en consideración como monedas, sino sólo como metal.” NIETZSCHE9


NOTAS                       
                       




1 Para una mejor comprensión de los enunciados véase el artículo de Paul Ricoeur Mundo del texto y mundo del lector para completar las consideraciones a propósito del lector, el narrador, los pactos de lectura entre ambos, los viajes emprendidos por el lector. Particularmente es atractiva la noción de lector virtual y de lector real, la de narrador digno de confianza y la del  no digno, de la persuasión y el distanciamiento,  de la lectura inocente y la distanciada, de las alteraciones  que desorientan al lector pero que lo liberan, la lectura que promueve la interpretación y  la noción de indeterminación, de los viajes del lector y de los acercamientos sucesivos y expansivos que hace como viajero.

2 Representancia  es la función que Paul Ricoeur (1994) le confiere a la historia intentando dar luces para el entendimiento discursivo de historia y  ficción.

3 El peso en el caso de la ficción recae, según Ricoeur en la significancia.

4 Francoise Perus  (1994) aludiendo a los límites entre La literatura y la historia se inclina por la noción de interdisciplinariedad y descarta la pluri y la transdiciplinanierad. Ficción e historia sin sostener que una depende a la literatura y otra a la historia forman parte de la interdisciplinariedad aludida por Perus.

5 En el caso de la historiografía, la ficción se encuentra al final en el producto de la manipulación y del análisis expresa Michel de Certeau, (1994) habría que agregar que en el caso de la ficción, la historiografía se encuentra en la producción de manipulaciones y de análisis tanto del lector como del narrador.

6 Mario Lancelotti hace algunas aproximaciones en torno al tiempo y sus connotaciones en el campo literario, en tal sentido sostiene:
               Whitehead postula que pasado, presente y futuro se implican y que, por lo tanto, cada segmento del tiempo nos muestra, a la vez una recapitulación y una prefiguración de la realidad. En un “proceso” semejante al flujo misterioso de la vida cobra una marcha circular y reversible, comparable al eterno retorno. Una idea parecida podríamos extraer de los planteos fenomenológicos de Husserl en su revisión del pensamiento de Brentano. De un modo o de otro la idea de una temporalidad discontinua, recurrente y previsible confirma las más osadas aventuras de la fantasía y certifica, a un tiempo, la validez de la intuición poética y el indisoluble lazo que une poesía y filosofía. Pacheco y Barrera (1993), disertaciones que dan soportes a estas aproximaciones y de algún modo pueden constituir un punto de discusión y reflexión  más profundo aun.
7 Partiendo de la pareja de contrarios realidad e irrealidad (que como todos los contrarios, dialécticamente resultan ser conceptos complementarios: la existencia de uno presupone la existencia del otro y de ello deriva su sentido), propondremos un esquema de caracterizaciones sobre  realidad y fantasía (o de lo fantástico, como insiste en decir Cortázar), donde buscaremos la ubicación a la gama de posibilidades que incluye categorías que van de la realidad objetiva hasta lo trasreal.
Las dimensiones de la realidad nos llevarán a los planos de la fantasía (al fin ay al cabo de una forma de realidad) si partimos de la división  objetiva del acontecer, la realidad imaginada de la fantasía  y la realidad intuida o revelada del sueño y de la magia. Sostiene Gustavo Luis Carrera en su ensayo titulado “Aproximación a supuestos teóricos para un concepto del cuento” En Del cuento y sus alrededores, Pacheco y Barrera (1993)  

7Poesía es el diálogo del hombre con su tiempo, sostenía Antonio Machado, ver en tal sentido a Andrés Fidalgo (19??) en su libro titulado Elementos de Poética

[1]9 Sin referencia exacta, cita extraída del material fotocopiado Acerca de la verdad y la mentira en sentido extramoral publicado en la revista Filosofía de la Universidad Simón Bolívar  traducido del alemán por José Jara.

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