sábado, 18 de abril de 2015

INTERDEPENDENCIA Y LOGROS EFICACES

INTERDEPENDENCIA, Y LOGROS EFICACES

José Barroeta y María Mejía

PALABRAS PREVIAS

La pereza anda lento
y pronto la alcanzará la pobreza


          En ocasiones nos angustiábamos por la imagen que proyectamos hacia otros e intentábamos complacerlos, sin saber que tal modo de proceder nos afecta, a nosotros pues debilita nuestro carácter.
          Hace dos mil años un filósofo romano en un libro maravilloso que lleva por nombre De la brevedad de la vida sostenía que éramos dadivosos a la hora de "regalar" nuestro tiempo y lo desperdiciábamos a manos llenas y allí se nos iba la vida, complaciendo a otros, viviendo la vida de otros y preocupándonos por quedar bien con los demás antes que con nosotros mismos; agregando que siempre vivíamos en compañía no por compartir, sino porque no podíamos estar con nosotros mismos.
          El espejo interior donde nos podemos mirar, ese que refleja nuestra alma, es un gran aliado a la hora de emprender las tareas que nos conducirán al éxito. Cierto escritor decía que; "hubo un hombre al que se le cayeron los ojos, pero tuvo la suerte de agarrarlos y ponérselos con tan mala suerte que se los puso hacia al revés y se vio por dentro y se murió." Esta anécdota resume lo mucho que tememos conocernos a nosotros mismos. Nuestro carácter y nuestros valores expresan algo más de lo que dicen nuestras palabras y nuestras acciones, pero por encima de cualquier cosa, la interpretación de las vivencias es la que nos hace únicos.
          Los paradigmas representan la forma cómo vemos al mundo, aun cuando seamos —por ejemplo— gemelas, nunca las experiencias serán las mismas, ni nuestras acciones. Entre ambas hay particularidades provenientes de paradigmas aprendidos que nos igualan pero hay del mismo modo otros que nos distancian, diferenciándonos esencialmente.
          Mi gemela y yo, podemos tener hábitos distintos, pues podemos elegir que principios podemos internalizar e integrar a la vida. De esa decisión vital podemos hacer confluir en un hábito qué conocimientos desarrollaremos, cómo nuestra habilidades haremos y por qué haremos una actividad determinada y la actitud que asumiremos frente a tal movimiento. Trataré de abordar la interdependencia de los siete hábitos de la eficacia que comparte con nosotros Stephen Covey destacando aquellos puntos que me han llamado la atención.
CAMBIOS EN NUESTROS MAPAS
Busca tu propio corazón con diligencia
Pues de él fluyen las fuentes de la vida


          Podemos cambiar ciertas técnicas de tratar a los demás, y puede que estos cambios incidan favorable y circunstancialmente en la consecución de nuestros propósitos inmediatos, pero los cambios sustanciales se efectúan en el nivel de nuestros principios, es decir, a partir de modificaciones efectivas en nuestro carácter.
          Cualquier curso que hagamos, cualquier maquillaje que le pongamos a nuestra vida, será lavado por la corriente de lo cotidiano, para transformarnos debemos conocernos y esto implica algo más que remozamientos y cirugías en la personalidad.
          Claro está que la combinación de los cambios positivos de la personalidad con la de las transformaciones del carácter propicia un bienestar general muy estimado. Los cambios de la personalidad nos permite aceptación ante otros; los de carácter aceptación ante nosotros mismos y ante los demás.
          Sin embargo, cualquier cambio significativo, nace en nuestro interior y es el resultado de decisiones voluntarias y no de imposiciones externas.
          El desarrollo de la personalidad, las habilidades para la comunicación, las estrategias de influencia y el pensamiento positivo constituyen rasgos secundarios que estructuran lo que Stephen Covey (1998, 30) denomina la ética de la personalidad y se necesita algo más que técnica para aprovecharlos debidamente, tenemos que ser sinceros.
"Solamente una bondad básica puede dar vida a la técnica (...)Uno hace el esfuerzo y el proceso sigue. Siempre se cosecha lo que se siembra (...) el principio es igualmente válido para la conducta y las relaciones humanas (...) si no hay una integridad profunda y una fuerza del carácter, los desafíos de la vida sacan a la superficie los verdaderos motivos, y el fracaso de las relaciones humanas reemplaza al éxito a corto plazo" (Covey, 1998; 31)

          Por lo tanto, es necesario, para resultados duraderos y estables, modificar los paradigmas o el modo como comprendemos al mundo ya que "tratar de cambiar nuestras actitudes y conductas es prácticamente inútil a largo plazo si no examinamos los paradigmas básicos de los que surgen esas actitudes y conductas" (Covey, 1988; 38)
          Los paradigmas constituyen las fuentes de nuestras actitudes y conductas y el conocimiento y dominio que tengamos de ellos puede favorecer nuestros logros. "Creamos nuestro nuevo paradigma cuando invertimos en el crecimiento y desarrollo de nuestro propio carácter". (Covey, 1988; 42)


HÁBITOS Y ALGO MÁS...
Primero formamos nuestros hábitos
Después nuestros hábitos nos forman.
John Dryden

          Una cuerda de varios hilos es más difícil de romper que aquella que tiene uno: "Los hábitos son como hebras. Si día tras día las trenzamos en una cuerda, pronto resultará irrompible" decía Horace Mann citado por Covey (1998; 58)
          Pero lo habitual no siempre es positivo y en ocasiones se necesitan desterrar hábitos que nos afectan, por estar profundamente enraizados "se necesita algo más que fuerza de voluntad y algunos cambios menores en nuestras vidas" (Covey, 1998; 59)
          Los hábitos resultan del cruce entre lo que conocemos, lo que somos capaces de hacer y lo que deseamos, es decir en la encrucijada de nuestros mapas teóricos, nuestras capacidades y nuestras motivaciones se encuentran fijados nuestros hábitos.
          Para cambiar un hábito debemos progresivamente hacer ajustes en nuestra manera de ser y ver, quienes se afectan mutuamente, trabajando sobre estos tres puntos del conocimiento, la capacidad y el deseo podemos acceder a nuevas dimensiones personales e interpersonales de efectividad.
          Para efectuar cambios reales y positivos en nuestros hábitos tenemos que madurar y transitar desde la dependencia hacia la independencia y hasta la interdependencia.
"La independencia nos da fuerza para actuar (...) El pensamiento independiente por sí solo no se adecua a la realidad interdependiente. (...)La vida por naturaleza, es interdependiente. (...) Si soy intelectualmente interdependiente, comprendo que necesito mis propios pensamientos con los mejores pensamientos de otras personas. Como persona interdependiente, tengo la  oportunidad de compartirme profunda y significativamente con otros (...) La interdependencia es una elección que sólo está al alcance de las personas independientes. (Covey, 1998; 63)

          Necesitamos abordar la fuerza de la independencia para liberarnos y obtener una vida efectiva, pues de esa manera podemos acceder a una vida más efectiva, pensando y actuando con madurez, obteniendo éxito en todos los ámbitos de mi vida, dando y obteniendo las mejores opciones.
          Los tres primeros hábitos son de carácter y me otorgan la posibilidad de moverme de la dependencia a la independencia; los otros tres son de la personalidad y constituyen la expresión de este carácter forjado por los tres primeros.
          La efectividad de los hábitos (de proactividad, fines y prioridades; ganancia, sinergia y comprensión) reside en el equilibrio entre la producción de los resultados deseados y la capacidad de producción o la aptitud que tenemos.
          Hay tres tipos de bienes: físicos, , económicos y humanos. Mantenerlos en equilibrio genera eficacia. En tal sentido reflexionemos en torno a que:
Hay organizaciones que hablan mucho sobre los clientes y descuidan por completo a las personas que tratan con ellos: los empleados. El principio Capacidad de Producción dice que siempre hay que tratar a los empleados exactamente como queremos que ellos traten a nuestros mejores clientes. (Covey, 1998; 71)

          Pensemos por un momento en el Ministerio de Educación y sus desplantes continuos y viceversa en los maestros y profesores y sus desplantes. Los perjudicados: los clientes o lo que es lo mismo, los niños y sus padres. Deberíamos reflexionar a diario sobre este tópico para resaltar nuestra misión organizacional y equilibrar así nuestras vidas. Nadie puede convencer a otro que cambie: primero que nada trataré de cambiar en mi trato conmigo misma y con los otros.


SIETE PRINCIPIOS DE EFECTIVIDAD
          Uniré a mi experiencia cada uno de los principios de la gente altamente efectiva, en este sentido una revisión corta pero significativa, le da forma al presente apartado.
1. Ser Proactivos:
          Una frase bíblica dice que se le ve la pajilla en el ojo del prójimo pero se ignora la vara que cargamos en el nuestro, de igual manera procede Covey al señalar que siendo dueños de nuestro proceder debemos evitar criticar el ajeno; tener autoconciencia para vernos a nosotros mismos y conocer nuestros pensamientos eleva la efectividad. Evitemos el condicionamiento genético, psíquico o ambiental y tomemos el control de nuestras vidas, no todo viene en el ADN, ni es el resultado directo de nuestra crianza, ni surge del entorno, podemos controlar los resultados controlándonos primero y para tal efecto tenemos que ser proactivos. Tenemos la suficiente libertad para elegir lo que queremos y tal acierto nos hará libres. Ser proactivos es algo más que tomar la iniciativa, es además ser responsables de nuestras vidas, nuestra conducta es una función de nuestras decisiones y no de nuestras condiciones, por lo tanto decidamos en alrededor de lo que vivimos y viviremos en torno a lo que decidimos.        Ser reactivo es dejarse afectar por el ambiente, ser proactivo es llevar nuestro propio ambiente dentro de nosotros, en ese sentido, los impulsos deben estar por debajo de los valores. El reactivo deja que otros controlen su vida; el proactivo construye su vida sobre la base de sus propias decisiones guiado por valores. Eleanor Roosevelt citada por Covey (1998, 87) sostuvo que: "Nadie puede herirte sin tu consentimiento" es decir, nosotros dejamos que nos sucedan cosas, permitimos que nos pasen ciertas cosas, al elegir qué sentiremos nuestra mejora será sustancial pues "los que nos hiere no es lo que os sucede sino nuestra respuesta a lo que nos sucede" (Covey, 1998; 88) ya que de los tres valores fundamentales que menciona Víctor Frankl mencionado por Covey (1998, 89), el actitudinal es más importante que el de la experiencia y el de la creatividad pues este valor actitudinal expresa nuestra respuesta a las circunstancias que vivimos.
          Siempre expreso mi aspiración sobre la realidad de concretar un deseo, el de servir al prójimo a través de mi profesión y tengo la certeza que lo lograré, estos estudios de postgrado forman parte de esta convicción y las palabras de Covey lo confirman cuando dice que:
 ....las personas que llegan a ocupar los buenos puestos son las proactivas, aquellas que son soluciones para los problemas, y no problemas para ellas mismas, que toman la iniciativa de hacer siempre lo que resulte necesario, congruente con principios correctos y finalmente realizan la tarea." (1998, 90)
          En tal sentido mi profesión docente es una vía para consolidar mis logros pues estos se manifiestan positivamente en torno a mis elecciones de vida, estoy segura que desde mi desempeño  profesional  las modificaciones que haga de mis paradigmas —tornándolos para modelar un éxito— fundado en principios y valores permanentes y asertivos, positivos y constructivos, sé que además esto redunda en mis semejantes, convirtiéndose en un reflejo de mi actitud ante la vida, en este sentido quisiera culminar mi reflexión citando a Covey (1998, 93) cuando dice que:
Las empresas, los grupos comunitarios, las organizaciones de todo tipo (incluso las familias) pueden ser proactivos. Pueden combinar la creatividad y los recursos de los individuos proactivos para crear una cultura proactiva dentro de la organización. La organización no tiene por qué estar a merced del ambiente: puede tomar la iniciativa de llevar  a la práctica los valores compartidos para alcanzar los propósitos compartidos de todos los individuos implicados.

          Uno de los logros de la expresión verbal o escritural proactiva es que se corre el riesgo de convertir en realidad nuestra programación mental, pues se convierte en un refuerzo al paradigma que hemos elegido y se convierte en un motor que mueve nuestras creencias, por lo tanto, nuestra proactividad debe ser parte esencial de nuestro círculo de influencia el cual se amplia positivamente, confinando a un oscuro rincón a nuestro círculo de preocupación.
          La proactividad nos cambia de adentro hacia fuera, me hace distinta por los cambios positivos que introduzco en la vida, me convierte en una profesional activa, dinámica, diligente, cooperativa, creativa y en un ser humano cuya calidad aumenta cada día. Aprendo de mis aciertos y de mis errores, me comprometo a ser cada día mejor;  a ser próspera e íntegra con los principios de armonía y riqueza espiritual, mental y corporal.
2. Una brújula para el viaje.
          La mente del ser humano es una caja de pandora, entre sus intersticios se tejen milagros, aun la microneurología desconoce todas las posibilidades que la mente puede generar, pensar en una posibilidad es ya darle un chance para realizarla. Aunque para ello no debe desestimarse al entorno, pues claro está que hace falta algo más que pensamiento para llevar a cabo un plan y es la motivación, que descomponiéndola nos da la alternativa: motivo + acción. La coherencia para hacer coincidir  lo que se piensa con lo que se dice en un ingrediente que debe ser tomado en cuenta.
          Iniciar cualquier actividad teniendo de antemano una ruta a seguir nos posibilita y facilita la concreción de una labor determinada, sea doméstica o profesional, pues de alguna manera podemos ejecutar con mayor claridad aquello que queremos realizar. La ejecución de cualquier melodía por parte de un músico clásico integrente de una banda, necesita de una partitura, esta es el reflejo de lo que un compositor se esmero en hacer coincidir luego o con una bella melodía. Un arquitecto primero piensa en un plano y luego lo ejecuta y lo concreta, nosotros como seres humanos somos constructores de nuestro destino. Pero tal construcción debe subordinarse a principios universales, así como aquel se rige por normas de construcción, nosotros nos regimos por normas de pensamiento para tener éxito en la vida.
          Actuar con un fin en la mente requiere de sólidos principios de éxito, entendiendo a este como parte de toda una organización, de un orden preliminar que da pie a que podamos mejorar nuestros logros de manera progresiva, es decir, que reaprendamos y transformemos nuestro pontencial. Con imaginación y conciencia moral podemos alcanzar estas metas, imaginando mundos podemos luego representarlos o hacerlos coincidir
En nuestro interior tenemos una riqueza invalorable que facilita el éxito. Con equilibrio podemos mejorar nuestro destino pues podemos comenzar con una clara comprensión de nuestro destino. Nunca estaremos "ocupados haciendo nada" si realmente proyectamos en nuestras acciones lo que hemos resuelto previamente realizar para nuestro provecho. En este sentido debemos descartar lo que no nos importa y aprovechar el aliento de vida para ejecutar todos los sueños que lograremos. Guiarnos con principios de seguridad, de sabiduría, de guía y de poder nos da equilibrio aunque existen centros que nos descontrolan como la desviación hacia otros supuestos centros como lo son: la familia, el cónyuge, el dinero, el trabajo, las posesiones, el placer, los amigos o enemigos, en la iglesia o en uno mismo, que nos evitan que nos centremos en realidad, en lo que será de nuestro provecho; si acudimos a los cuatro principios  nos encontramos en el centro de equilibrio.  Uno elige proactivamente lo que determina como mejor alternativa, siendo ductoras de nuestras realizaciones la conciencia y la inteligencia al momento de tomar decisiones. Cuando estamos centradas en principios vemos las cosas de diferente modo y las resolvemos de manera distinta.
Sabiendo para qué soy buena, cuál es la misión que tengo, cómo la puedo alcanzar a partir de una revisión y una modificación de mi conducta puedo mejorar mis logros. Usando todas las posibilidades de mi cerebro puedo estallar en logros.
3. Lo urgente versus lo no urgente.
Cuántas veces no me sucede que estoy sumamente ajetreada y ocupada y el saldo de efectividad al final del día es negativo, pues bien tal manera de proceder erróneamente se sustenta en una falacia que nos ciega y es la de pensar que porque tengamos mucho movimiento o estemos muy cansadas al final de las tareas, estas necesariamente deben dejarnos algún provecho, pero es triste saber que no es así, que el movimiento desordenado no tiene por qué dejarnos saldos efectivos. Al contrario, por muy breve que sea la dedicación si esta es atenta e intensa podemos aprovechar divinamente los momentos de la vida, y cuando expreso atento e intenso traduzco que si me organizo y actúo conforme a prioridades puedo resolver muchísimas cosas de manera efectiva.
Más allá de listas de tareas, de agendas, de establecer prioridades para hacer rendir el tiempo, debemos administrarnos a nosotros mismos y que el tiempo se rienda ante nuestras actividades y no que nos rindamos ante el tiempo, distinguiendo en tal sentido, lo urgente de lo no urgente; lo importante de lo no importante y sus combinaciones y luego atendamos debidamente aquello que es urgente e importante subordinar lo que no es urgente ni importante;  lo que ni es importante ni urgente; y lo que es urgente pero no importante. En ocasiones nos dejamos llevar por la corriente de la improvisación y somos esclavos de nimiedades que ni siquiera trascienden a un día, en nuestro ambiente educativo nos sucede en ocasiones, clarificar valores, establecer metas, establecer prioridades puede aligerar la carga pero no es la solución.
Una solución efectiva se sustenta en organizar nuestra vida desde un centro de principios estables, sustentados en nuestra misión, con equilibrio y buscando producir y tener capacidad para producir constantemente, para tal efecto tenemos que ser coherentes, equilibrados, prevenidos o cautos con una agenda que sea flexible, humana y que pueda llevarse a cualquier lugar.
En torno a nuestros roles debemos autoadministrar lo importante y urgente, por ejemplo: yo tengo el rol de hija, de hermana, de profesora, de novia, de amiga, de estudiante de postgrado, de vecina, de deportista y atendiendo a ellos programo temporalmente lo que aspiro cumplir en cada caso y lo adapto a mi desempeño diario, pero más allá de cualquier cálculo, procuro vivirlo.


4. Ganando amigos
Yo quiero tener un millón de amigos
y así más fuerte poder cantar.
Roberto Carlos

          Para pelear hacen falta dos personas, para ganar no hace falta que ni dos ni un millón de personas estén peleando, debemos revisar nuestro interior y ver por qué creemos que debemos perder o ganar. Seamos honestos a nadie le gusta ser un perdedor, todos queremos tener triunfos, pero que éxito es aquel que se construye con las cabezas cortadas de nuestros semejantes, yo lo vería como un rotundo fracaso tener que sacrificar al prójimo para alcanzar nuestros requerimientos. Rodeándonos de confianza podemos madurar y ver la vida desde otra óptica, la de la ganancia total, que es aquella que ocurre cuando nadie pierde y cuando vemos a la vida no como una competencia sino como una hermandad sostenida, la excelencia se construye con armonía y sinceridad, a través de la interdependencia que se sustenta en la solidaridad y en los depósitos afectivos que les damos a nuestros semejantes. Sembrando confianza y sembrando un  unión entre los seres humanos. Interactuando desde la ganancia o desde la perdida y combinarlas entre sí no tiene sentido, como seres humanos Para crear interdependencia y evitar revanchas debemos optar por la ganancia mutua en cualquier negociación que hagamos nos da la oportunidad de ser maduras y tener libertad emocional. Mi carácter, mis relaciones, y mis acuerdos se fortalecen cuando actúo con confianza y bondad.
          Mi carácter se vuelve íntegro, maduro, próspero cuando actúo desde la ganancia. Mis relaciones cuando están signadas por la confianza generan prosperidad. Los acuerdos desde la ganancia, son el mejor aval para obtener buenos resultados.
Económica, psíquica, oportuna y responsablemente mis acuerdos son más eficaces desde la óptica del ganar/ganar. Concluyamos, al igual que mi gemela, diciendo que:
La filosofía ganar/ganar no es una técnica de personalidad. Es un paradigma de la interacción total. Proviene de un carácter íntegro y maduro, y de la mentalidad de abundancia. Surge de relaciones en la que existe una alta confianza. Se materializa en acuerdos que clarifican y administran efectivamente tanto las expectativas como el éxito. (Covey, 1998; 265)

5. Te oigo, me oyes...¿te oigo? ¿me oyes?...¡te oigo! ¡me oyes!
Prefiero los caminos a las fronteras
Prefiero querer a poder
Palpar a pisar
Ganar a perder
Besar a reñir
Bailar a desfilar
Y Disfrutar a medir
Joan Manuel Serrat.

          La muchacha escribe: "si encuentro a alguien que me sonría antes de llegar al viaducto, no me lanzo. La nota la encontraron cuando estaban recogiendo la ropa para el funeral". Cuántas veces dejamos de ver al prójimo, que es una forma de escucharlo con los ojos, de regalarle una sonrisa que es una manera de hablarle desde el silencio, de tocar a quien queremos que es una manera de conversar a través de la piel. Encerrados en nuestros mundo, todas las puertas de nuestro corazón tienen doble llave, aunque suene poético resulta triste ese andar cruzados de brazos todo el tiempo, el ceño fruncido y   antes de abrir la boca, pensar antes da hablar, comprender siempre y evitar erigirnos como jueces, saber hablar o callar oportunamente, en síntesis: comunicarnos efectivamente, antes de dar un discurso oigamos a la multitud y ella misma nos dará las respuestas que desean oír, a menudo elaboramos teorías que caen como bloques en las cabecitas de los niños a los cuales les damos clases pero raras veces oímos sus conversaciones y conocemos sus necesidades. En el ambiente educativo tal postura de escucha debería predominar entre docentes y administradores, para de esa manera comprender al que habla y ayudarlo en sus deficiencias, empatizar para construir una comunicación efectiva. Oír con el corazón los parlamentos del prójimo y de este modo haremos depósitos extraordinarios. Citaré a Covey (1998, 276) cuando dice que:
Un buen docente evalúa a la clase antes de empezar a enseñar. Un buen alumno procura comprender antes de juzgar. La clave del juicio correcto es la comprensión. Si uno empieza a juzgar, nunca podrá comprender.
Procurar primero comprender es un principio correcto y evidente en todas las áreas de la vida.


          Procurar comprender requiere paciencia, ser comprendido necesita valor, siendo un ser humano de palabra, teniendo sentimientos buenos y razonando debidamente puedo darme a comprender. Cuanto más comprendo a alguien más lo quiero y para lograrlo sé que debo tener paciente y proactivo, cuando comprendo a alguien mejoran mis relaciones.

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