domingo, 19 de abril de 2015

EN TORNO A LO FANTASTICO

EN TORNO A LO FANTASTICO.  ANOTACIONES PERSONALES.

Todas estas grotescas desproporciones
entre la riqueza del mundo percibido por el olfato
y la pobreza del lenguaje hacían
que dudará del sentido de la lengua.
PATRIK SÜLKIND (El perfume)

            Pensar que en la literatura se encuentra el único ámbito de lo fantástico es subestimar su alcance, quizás hacerlo implica una limitación parecida a la de aquellos hombres que pretenden ubicar como contexto de aparición de los ángeles a los terrenos religiosos o a los libros sacros de la iglesia católica.
            En cualquier manifestación humana está escondido un halo fantástico, hasta en los libros más racionales o reflexivos de la filosofía o la ciencia se encuentran velos alternos -diría cualquier víctorbravosiano-  que se pudiera atisbar  y  develar.
            Fantástico es cualquier ruptura que la razón no puede explicar y quizás las hoy sesudas explicaciones del origen de la vida sean, dentro de unos cuantos años, literatura de ficción, a la caída de una episteme suceden y renacen los velos de la fantasía.
            Especula el hombre para explicar, especula para esconder miedos, para volcar la multiplicidad del cosmos en el lenguaje, lo fantástico es terreno baldío donde la razón ha perdido su dominio. De lo fantástico a la realidad virtual
            Son fantásticos los mundos recreados por la virtuali­dad, el ciberespacio es otro mundo creado por estas máquinas ávidas de interrumpir el paraíso del hombre con la naturaleza. Las sensores desplazan a las palabras y desploman al mundo real. La ficción nace entonces de los lenguajes de programación cibernéticos y se instalan en las mentes de los ciberactantes.
            Esta ruptura epistemológica ha ocasionado francas desavenencias en relación con las propuestas verbales que la literatura ha ejercido en los lectores. El advenimiento de una nueva era audiovisual signada por la interacción ha propuesto discusiones interesantes en torno a la recreación de estancia temporales y espaciales bajo lenguajes de computación.
            Admito que los campos (literario-ficcional y ciberné­tico-virtual) no se sustituyen y no está en mi ánimo enfrentarlos, al contrario se complementan y enriquecen. La disgresión aparente tiene su base en los presupuestos teóricos a propósito de la creación de mundos alternos que llevan al hombre a ámbitos fantásticos. En ese encuentro del arte con la tecnología se esta fraguando una rebelión que pretende quebrar la episteme dominante en el siglo XX.
            A partir de interrelaciones verbales el hombre fue, durante mucho tiempo, un pequeño dios que creó en su pensamiento mundos alternos rebosantes de elementos extraordinarios que rompían con la coti­dianidad.
            La lectura, a pesar de Mac Luhan, no perecerá, ahora para leer al mundo se suman los otros sentidos, los sensores nos posibilitan la entrada a otros mundos provistos de realidades recreadas.
            Buena parte de las producciones cinematográficas de nuestro tiempo recurren al artificio tecnológico para crear ámbitos fantásticos pero ello no impide que sigamos leyendo.
            En buena parte de los "nuevos" juegos de vídeo se intenta incorporar al jugador usando la cibernética, no obstante, los juegos de lectura persisten y para los iniciados siguen siendo tan atrac­tivos como estas maravillas tecnológicas. Quizás la razón que predomina en ambos es que el protagonista es el homo ludens. Porque jugamos creamos mundos fantasticos donde lo imposible esta de capa caída y los velos se cruzan a cada rato en la lucidez de la razón.
            Particularmente "ligar los ámbitos de la ficcionali­dad literaria con los de la realidad virtual pueden desvirtuar, probablemente, el ejercicio imaginativo del hombre y con esto la creación artística.
            A partir de la lectura se inaugura una multiplicidad de relaciones cognitivas conscientes e inconscientes que ponen de manifiesto un sinnúmero de experiencias culturales y vitales del lector, en el caso estrictamente literario la polisemia textual supone una multiplicidad de estancias temporo-espaciales en el lector. Pensando en estas noches renuncié a la idea de seguir pensando que debería conformarme con las propuestas a propósito de lo fantástico, sacados de libros decimonónicos y de manuales de psicoanálisis. Lo fantástico es todo lo que nuestra mente no se imagina y que surge de situaciones inusuales, fantástico era para un aborigen americano un tren como para un latinoamericano es un trasbordador espacial, fantástico es para un francés una serpiente amaestrada con música como para un suizo fantástica es la existencia de los sicarios colombianos. Fantástico es nuestro dios crucificado para un siux como es para un motilón fantástica la idea o el misterio de la trinidad.
Lo fantástico en América y sus implicaciones
     Lo fantástico en América es todo lo que la cotidianidad rozaba para alterar a la ficción. La impronta fantástica de los desconocido se constituye gracias a las posibilidades de la mente humana de imaginar pero como los americanos vivimos imaginando más que pensando pues es natural que aneguemos la ficción con nuestra realidad mental. Un proceso inverso conlleva a instaurar nuevos mundos, cuando intentamos decir la verdad es cuando las versiones dicen nuestras mentiras. Agregaba en aquel entonces que por esa razón se recurra a crear imaginarios zoomórficos llenos de sirenas, unicornios, gárgolas y toda especie de engendro extraordinario para proponer a los lectores las alteraciones del "mundo real, el mundo racional y verdadero".
La sola mención de la palabra es una puerta para que se inaugure toda clase de ficción fantástica en el referen­te, en la realidad misma, lo fantástico empieza cuando los objetos ordinarios empiezan a llenarse con una aureola de misterio que lo convierte en alteridad.
            Las propuestas de los escritores, de antemano, constituyen un aporte más al mundo fantástico, pero la ruptura no esta en la referencialidad del texto sino en la disposición que de tales signos hace el lector. Es el lector quien da paso a la ficción, la ruptura se inicia en las palabras, a veces, pero se desarrolla en las máscaras del lector.

            Un hombre soñó que había enfermado de realidad, al abrir los ojos salieron dos mariposas de sus párpados, entonces supo que todo había sido simplemente un sueño. 

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