INTERDEPENDENCIA, Y LOGROS
EFICACES
José Barroeta y María Mejía
PALABRAS PREVIAS
La
pereza anda lento
y
pronto la alcanzará la pobreza
En
ocasiones nos angustiábamos por la imagen que proyectamos hacia otros e
intentábamos complacerlos, sin saber que tal modo de proceder nos afecta, a
nosotros pues debilita nuestro carácter.
Hace dos mil años
un filósofo romano en un libro maravilloso que lleva por nombre De la brevedad de la vida sostenía que
éramos dadivosos a la hora de "regalar" nuestro tiempo y lo
desperdiciábamos a manos llenas y allí se nos iba la vida, complaciendo a
otros, viviendo la vida de otros y preocupándonos por quedar bien con los demás
antes que con nosotros mismos; agregando que siempre vivíamos en compañía no
por compartir, sino porque no podíamos estar con nosotros mismos.
El espejo interior
donde nos podemos mirar, ese que refleja nuestra alma, es un gran aliado a la
hora de emprender las tareas que nos conducirán al éxito. Cierto escritor decía
que; "hubo un hombre al que se le cayeron los ojos, pero tuvo la suerte de
agarrarlos y ponérselos con tan mala suerte que se los puso hacia al revés y se
vio por dentro y se murió." Esta anécdota resume lo mucho que tememos
conocernos a nosotros mismos. Nuestro carácter y nuestros valores expresan algo
más de lo que dicen nuestras palabras y nuestras acciones, pero por encima de
cualquier cosa, la interpretación de las vivencias es la que nos hace únicos.
Los paradigmas
representan la forma cómo vemos al mundo, aun cuando seamos —por ejemplo—
gemelas, nunca las experiencias serán las mismas, ni nuestras acciones. Entre
ambas hay particularidades provenientes de paradigmas aprendidos que nos
igualan pero hay del mismo modo otros que nos distancian, diferenciándonos
esencialmente.
Mi gemela y yo,
podemos tener hábitos distintos, pues podemos elegir que principios podemos
internalizar e integrar a la vida. De esa decisión vital podemos hacer confluir
en un hábito qué conocimientos desarrollaremos, cómo nuestra habilidades
haremos y por qué haremos una actividad determinada y la actitud que asumiremos
frente a tal movimiento. Trataré de abordar la interdependencia de los siete
hábitos de la eficacia que comparte con nosotros Stephen Covey destacando
aquellos puntos que me han llamado la atención.
CAMBIOS
EN NUESTROS MAPAS
Busca
tu propio corazón con diligencia
Pues
de él fluyen las fuentes de la vida
Podemos cambiar ciertas técnicas de tratar a los demás, y puede
que estos cambios incidan favorable y circunstancialmente en la consecución de
nuestros propósitos inmediatos, pero los cambios sustanciales se efectúan en el
nivel de nuestros principios, es decir, a partir de modificaciones efectivas en
nuestro carácter.
Cualquier curso que hagamos, cualquier
maquillaje que le pongamos a nuestra vida, será lavado por la corriente de lo
cotidiano, para transformarnos debemos conocernos y esto implica algo más que
remozamientos y cirugías en la personalidad.
Claro está que la combinación de los
cambios positivos de la personalidad con la de las transformaciones del
carácter propicia un bienestar general muy estimado. Los cambios de la
personalidad nos permite aceptación ante otros; los de carácter aceptación ante
nosotros mismos y ante los demás.
Sin embargo, cualquier cambio
significativo, nace en nuestro interior y es el resultado de decisiones
voluntarias y no de imposiciones externas.
El
desarrollo de la personalidad, las habilidades para la comunicación, las
estrategias de influencia y el pensamiento positivo constituyen rasgos
secundarios que estructuran lo que Stephen Covey (1998, 30) denomina la ética
de la personalidad y se necesita algo más que técnica para aprovecharlos
debidamente, tenemos que ser sinceros.
"Solamente
una bondad básica puede dar vida a la técnica (...)Uno hace el esfuerzo y el
proceso sigue. Siempre se cosecha lo que se siembra (...) el principio es
igualmente válido para la conducta y las relaciones humanas (...) si no hay una
integridad profunda y una fuerza del carácter, los desafíos de la vida sacan a
la superficie los verdaderos motivos, y el fracaso de las relaciones humanas
reemplaza al éxito a corto plazo" (Covey, 1998; 31)
Por lo tanto, es
necesario, para resultados duraderos y estables, modificar los paradigmas o el
modo como comprendemos al mundo ya que "tratar de cambiar nuestras
actitudes y conductas es prácticamente inútil a largo plazo si no examinamos
los paradigmas básicos de los que surgen esas actitudes y conductas"
(Covey, 1988; 38)
Los paradigmas
constituyen las fuentes de nuestras actitudes y conductas y el conocimiento y
dominio que tengamos de ellos puede favorecer nuestros logros. "Creamos
nuestro nuevo paradigma cuando invertimos en el crecimiento y desarrollo de
nuestro propio carácter". (Covey, 1988; 42)
HÁBITOS
Y ALGO MÁS...
Primero
formamos nuestros hábitos
Después
nuestros hábitos nos forman.
John
Dryden
Una cuerda de
varios hilos es más difícil de romper que aquella que tiene uno: "Los
hábitos son como hebras. Si día tras día las trenzamos en una cuerda, pronto
resultará irrompible" decía Horace Mann citado por Covey (1998; 58)
Pero lo habitual no
siempre es positivo y en ocasiones se necesitan desterrar hábitos que nos
afectan, por estar profundamente enraizados "se necesita algo más que
fuerza de voluntad y algunos cambios menores en nuestras vidas" (Covey,
1998; 59)
Los hábitos
resultan del cruce entre lo que conocemos, lo que somos capaces de hacer y lo
que deseamos, es decir en la encrucijada de nuestros mapas teóricos, nuestras
capacidades y nuestras motivaciones se encuentran fijados nuestros hábitos.
Para cambiar un
hábito debemos progresivamente hacer ajustes en nuestra manera de ser y ver,
quienes se afectan mutuamente, trabajando sobre estos tres puntos del
conocimiento, la capacidad y el deseo podemos acceder a nuevas dimensiones
personales e interpersonales de efectividad.
Para efectuar
cambios reales y positivos en nuestros hábitos tenemos que madurar y transitar
desde la dependencia hacia la independencia y hasta la interdependencia.
"La
independencia nos da fuerza para actuar (...) El pensamiento independiente por
sí solo no se adecua a la realidad interdependiente. (...)La vida por
naturaleza, es interdependiente. (...) Si soy intelectualmente
interdependiente, comprendo que necesito mis propios pensamientos con los
mejores pensamientos de otras personas. Como persona interdependiente, tengo
la oportunidad de compartirme profunda y
significativamente con otros (...) La interdependencia es una elección que sólo
está al alcance de las personas independientes. (Covey, 1998; 63)
Necesitamos abordar
la fuerza de la independencia para liberarnos y obtener una vida efectiva, pues
de esa manera podemos acceder a una vida más efectiva, pensando y actuando con
madurez, obteniendo éxito en todos los ámbitos de mi vida, dando y obteniendo
las mejores opciones.
Los tres primeros
hábitos son de carácter y me otorgan la posibilidad de moverme de la
dependencia a la independencia; los otros tres son de la personalidad y
constituyen la expresión de este carácter forjado por los tres primeros.
La efectividad de
los hábitos (de proactividad, fines y prioridades; ganancia, sinergia y
comprensión) reside en el equilibrio entre la producción de los resultados
deseados y la capacidad de producción o la aptitud que tenemos.
Hay tres tipos de
bienes: físicos, , económicos y humanos. Mantenerlos en equilibrio genera
eficacia. En tal sentido reflexionemos en torno a que:
Hay
organizaciones que hablan mucho sobre los clientes y descuidan por completo a
las personas que tratan con ellos: los empleados. El principio Capacidad de
Producción dice que siempre hay que tratar a los empleados exactamente como
queremos que ellos traten a nuestros mejores clientes. (Covey, 1998; 71)
Pensemos por un
momento en el Ministerio de Educación y sus desplantes continuos y viceversa en
los maestros y profesores y sus desplantes. Los perjudicados: los clientes o lo
que es lo mismo, los niños y sus padres. Deberíamos reflexionar a diario sobre
este tópico para resaltar nuestra misión organizacional y equilibrar así
nuestras vidas. Nadie puede convencer a otro que cambie: primero que nada
trataré de cambiar en mi trato conmigo misma y con los otros.
SIETE PRINCIPIOS DE EFECTIVIDAD
Uniré a mi
experiencia cada uno de los principios de la gente altamente efectiva, en este
sentido una revisión corta pero significativa, le da forma al presente
apartado.
1. Ser Proactivos:
Una frase bíblica
dice que se le ve la pajilla en el ojo del prójimo pero se ignora la vara que
cargamos en el nuestro, de igual manera procede Covey al señalar que siendo
dueños de nuestro proceder debemos evitar criticar el ajeno; tener
autoconciencia para vernos a nosotros mismos y conocer nuestros pensamientos
eleva la efectividad. Evitemos el condicionamiento genético, psíquico o
ambiental y tomemos el control de nuestras vidas, no todo viene en el ADN, ni
es el resultado directo de nuestra crianza, ni surge del entorno, podemos
controlar los resultados controlándonos primero y para tal efecto tenemos que
ser proactivos. Tenemos la suficiente libertad para elegir lo que queremos y
tal acierto nos hará libres. Ser proactivos es algo más que tomar la
iniciativa, es además ser responsables de nuestras vidas, nuestra conducta es
una función de nuestras decisiones y no de nuestras condiciones, por lo tanto
decidamos en alrededor de lo que vivimos y viviremos en torno a lo que
decidimos. Ser reactivo es dejarse
afectar por el ambiente, ser proactivo es llevar nuestro propio ambiente dentro
de nosotros, en ese sentido, los impulsos deben estar por debajo de los
valores. El reactivo deja que otros controlen su vida; el proactivo construye
su vida sobre la base de sus propias decisiones guiado por valores. Eleanor
Roosevelt citada por Covey (1998, 87) sostuvo que: "Nadie puede herirte
sin tu consentimiento" es decir, nosotros dejamos que nos sucedan cosas,
permitimos que nos pasen ciertas cosas, al elegir qué sentiremos nuestra mejora
será sustancial pues "los que nos hiere no es lo que os sucede sino
nuestra respuesta a lo que nos sucede" (Covey, 1998; 88) ya que de los
tres valores fundamentales que menciona Víctor Frankl mencionado por Covey
(1998, 89), el actitudinal es más importante que el de la experiencia y el de
la creatividad pues este valor actitudinal expresa nuestra respuesta a las
circunstancias que vivimos.
Siempre expreso mi
aspiración sobre la realidad de concretar un deseo, el de servir al prójimo a
través de mi profesión y tengo la certeza que lo lograré, estos estudios de
postgrado forman parte de esta convicción y las palabras de Covey lo confirman
cuando dice que:
....las personas que llegan a ocupar los buenos
puestos son las proactivas, aquellas que son soluciones para los problemas, y
no problemas para ellas mismas, que toman la iniciativa de hacer siempre lo que
resulte necesario, congruente con principios correctos y finalmente realizan la
tarea." (1998, 90)
En tal sentido mi
profesión docente es una vía para consolidar mis logros pues estos se
manifiestan positivamente en torno a mis elecciones de vida, estoy segura que
desde mi desempeño profesional las modificaciones que haga de mis paradigmas
—tornándolos para modelar un éxito— fundado en principios y valores permanentes
y asertivos, positivos y constructivos, sé que además esto redunda en mis
semejantes, convirtiéndose en un reflejo de mi actitud ante la vida, en este
sentido quisiera culminar mi reflexión citando a Covey (1998, 93) cuando dice que:
Las
empresas, los grupos comunitarios, las organizaciones de todo tipo (incluso las
familias) pueden ser proactivos. Pueden combinar la creatividad y los recursos
de los individuos proactivos para crear una cultura proactiva dentro de la
organización. La organización no tiene por qué estar a merced del ambiente:
puede tomar la iniciativa de llevar a la
práctica los valores compartidos para alcanzar los propósitos compartidos de
todos los individuos implicados.
Uno de los logros
de la expresión verbal o escritural proactiva es que se corre el riesgo de
convertir en realidad nuestra programación mental, pues se convierte en un
refuerzo al paradigma que hemos elegido y se convierte en un motor que mueve
nuestras creencias, por lo tanto, nuestra proactividad debe ser parte esencial
de nuestro círculo de influencia el cual se amplia positivamente, confinando a
un oscuro rincón a nuestro círculo de preocupación.
La proactividad nos
cambia de adentro hacia fuera, me hace distinta por los cambios positivos que
introduzco en la vida, me convierte en una profesional activa, dinámica,
diligente, cooperativa, creativa y en un ser humano cuya calidad aumenta cada
día. Aprendo de mis aciertos y de mis errores, me comprometo a ser cada día
mejor; a ser próspera e íntegra con los
principios de armonía y riqueza espiritual, mental y corporal.
2. Una brújula para el viaje.
La mente del ser
humano es una caja de pandora, entre sus intersticios se tejen milagros, aun la
microneurología desconoce todas las posibilidades que la mente puede generar,
pensar en una posibilidad es ya darle un chance para realizarla. Aunque para
ello no debe desestimarse al entorno, pues claro está que hace falta algo más
que pensamiento para llevar a cabo un plan y es la motivación, que descomponiéndola
nos da la alternativa: motivo + acción. La coherencia para hacer coincidir lo que se piensa con lo que se dice en un
ingrediente que debe ser tomado en cuenta.
Iniciar cualquier
actividad teniendo de antemano una ruta a seguir nos posibilita y facilita la
concreción de una labor determinada, sea doméstica o profesional, pues de
alguna manera podemos ejecutar con mayor claridad aquello que queremos
realizar. La ejecución de cualquier melodía por parte de un músico clásico
integrente de una banda, necesita de una partitura, esta es el reflejo de lo
que un compositor se esmero en hacer coincidir luego o con una bella melodía.
Un arquitecto primero piensa en un plano y luego lo ejecuta y lo concreta,
nosotros como seres humanos somos constructores de nuestro destino. Pero tal
construcción debe subordinarse a principios universales, así como aquel se rige
por normas de construcción, nosotros nos regimos por normas de pensamiento para
tener éxito en la vida.
Actuar con un fin
en la mente requiere de sólidos principios de éxito, entendiendo a este como
parte de toda una organización, de un orden preliminar que da pie a que podamos
mejorar nuestros logros de manera progresiva, es decir, que reaprendamos y
transformemos nuestro pontencial. Con imaginación y conciencia moral podemos
alcanzar estas metas, imaginando mundos podemos luego representarlos o hacerlos
coincidir
En nuestro interior
tenemos una riqueza invalorable que facilita el éxito. Con equilibrio podemos
mejorar nuestro destino pues podemos comenzar con una clara comprensión de
nuestro destino. Nunca estaremos "ocupados haciendo nada" si
realmente proyectamos en nuestras acciones lo que hemos resuelto previamente
realizar para nuestro provecho. En este sentido debemos descartar lo que no nos
importa y aprovechar el aliento de vida para ejecutar todos los sueños que
lograremos. Guiarnos con principios de seguridad, de sabiduría, de guía y de
poder nos da equilibrio aunque existen centros que nos descontrolan como la
desviación hacia otros supuestos centros como lo son: la familia, el cónyuge,
el dinero, el trabajo, las posesiones, el placer, los amigos o enemigos, en la
iglesia o en uno mismo, que nos evitan que nos centremos en realidad, en lo que
será de nuestro provecho; si acudimos a los cuatro principios nos encontramos en el centro de
equilibrio. Uno elige proactivamente lo
que determina como mejor alternativa, siendo ductoras de nuestras realizaciones
la conciencia y la inteligencia al momento de tomar decisiones. Cuando estamos
centradas en principios vemos las cosas de diferente modo y las resolvemos de
manera distinta.
Sabiendo para qué soy
buena, cuál es la misión que tengo, cómo la puedo alcanzar a partir de una
revisión y una modificación de mi conducta puedo mejorar mis logros. Usando
todas las posibilidades de mi cerebro puedo estallar en logros.
3. Lo urgente versus lo no urgente.
Cuántas veces no me
sucede que estoy sumamente ajetreada y ocupada y el saldo de efectividad al
final del día es negativo, pues bien tal manera de proceder erróneamente se
sustenta en una falacia que nos ciega y es la de pensar que porque tengamos
mucho movimiento o estemos muy cansadas al final de las tareas, estas
necesariamente deben dejarnos algún provecho, pero es triste saber que no es
así, que el movimiento desordenado no tiene por qué dejarnos saldos efectivos.
Al contrario, por muy breve que sea la dedicación si esta es atenta e intensa
podemos aprovechar divinamente los momentos de la vida, y cuando expreso atento
e intenso traduzco que si me organizo y actúo conforme a prioridades puedo
resolver muchísimas cosas de manera efectiva.
Más allá de listas de
tareas, de agendas, de establecer prioridades para hacer rendir el tiempo,
debemos administrarnos a nosotros mismos y que el tiempo se rienda ante nuestras
actividades y no que nos rindamos ante el tiempo, distinguiendo en tal sentido,
lo urgente de lo no urgente; lo importante de lo no importante y sus
combinaciones y luego atendamos debidamente aquello que es urgente e importante
subordinar lo que no es urgente ni importante;
lo que ni es importante ni urgente; y lo que es urgente pero no
importante. En ocasiones nos dejamos llevar por la corriente de la
improvisación y somos esclavos de nimiedades que ni siquiera trascienden a un
día, en nuestro ambiente educativo nos sucede en ocasiones, clarificar valores,
establecer metas, establecer prioridades puede aligerar la carga pero no es la
solución.
Una solución efectiva se
sustenta en organizar nuestra vida desde un centro de principios estables, sustentados
en nuestra misión, con equilibrio y buscando producir y tener capacidad para
producir constantemente, para tal efecto tenemos que ser coherentes,
equilibrados, prevenidos o cautos con una agenda que sea flexible, humana y que
pueda llevarse a cualquier lugar.
En torno a nuestros roles
debemos autoadministrar lo importante y urgente, por ejemplo: yo tengo el rol
de hija, de hermana, de profesora, de novia, de amiga, de estudiante de
postgrado, de vecina, de deportista y atendiendo a ellos programo temporalmente
lo que aspiro cumplir en cada caso y lo adapto a mi desempeño diario, pero más
allá de cualquier cálculo, procuro vivirlo.
4. Ganando amigos
Yo
quiero tener un millón de amigos
y
así más fuerte poder cantar.
Roberto
Carlos
Para pelear hacen
falta dos personas, para ganar no hace falta que ni dos ni un millón de
personas estén peleando, debemos revisar nuestro interior y ver por qué creemos
que debemos perder o ganar. Seamos honestos a nadie le gusta ser un perdedor,
todos queremos tener triunfos, pero que éxito es aquel que se construye con las
cabezas cortadas de nuestros semejantes, yo lo vería como un rotundo fracaso
tener que sacrificar al prójimo para alcanzar nuestros requerimientos.
Rodeándonos de confianza podemos madurar y ver la vida desde otra óptica, la de
la ganancia total, que es aquella que ocurre cuando nadie pierde y cuando vemos
a la vida no como una competencia sino como una hermandad sostenida, la
excelencia se construye con armonía y sinceridad, a través de la interdependencia
que se sustenta en la solidaridad y en los depósitos afectivos que les damos a
nuestros semejantes. Sembrando confianza y sembrando un unión entre los seres humanos. Interactuando
desde la ganancia o desde la perdida y combinarlas entre sí no tiene sentido,
como seres humanos Para crear interdependencia y evitar revanchas debemos optar
por la ganancia mutua en cualquier negociación que hagamos nos da la
oportunidad de ser maduras y tener libertad emocional. Mi carácter, mis
relaciones, y mis acuerdos se fortalecen cuando actúo con confianza y bondad.
Mi carácter se
vuelve íntegro, maduro, próspero cuando actúo desde la ganancia. Mis relaciones
cuando están signadas por la confianza generan prosperidad. Los acuerdos desde
la ganancia, son el mejor aval para obtener buenos resultados.
Económica, psíquica,
oportuna y responsablemente mis acuerdos son más eficaces desde la óptica del
ganar/ganar. Concluyamos, al igual que mi gemela, diciendo que:
La
filosofía ganar/ganar no es una técnica de personalidad. Es un paradigma de la
interacción total. Proviene de un carácter íntegro y maduro, y de la mentalidad
de abundancia. Surge de relaciones en la que existe una alta confianza. Se
materializa en acuerdos que clarifican y administran efectivamente tanto las expectativas
como el éxito. (Covey, 1998; 265)
5. Te oigo, me oyes...¿te oigo? ¿me oyes?...¡te oigo! ¡me oyes!
Prefiero
los caminos a las fronteras
Prefiero
querer a poder
Palpar
a pisar
Ganar
a perder
Besar
a reñir
Bailar
a desfilar
Y
Disfrutar a medir
Joan
Manuel Serrat.
La muchacha
escribe: "si encuentro a alguien que me sonría antes de llegar al
viaducto, no me lanzo. La nota la encontraron cuando estaban recogiendo la ropa
para el funeral". Cuántas veces dejamos de ver al prójimo, que es una
forma de escucharlo con los ojos, de regalarle una sonrisa que es una manera de
hablarle desde el silencio, de tocar a quien queremos que es una manera de
conversar a través de la piel. Encerrados en nuestros mundo, todas las puertas
de nuestro corazón tienen doble llave, aunque suene poético resulta triste ese
andar cruzados de brazos todo el tiempo, el ceño fruncido y antes de abrir la boca, pensar antes da
hablar, comprender siempre y evitar erigirnos como jueces, saber hablar o
callar oportunamente, en síntesis: comunicarnos efectivamente, antes de dar un
discurso oigamos a la multitud y ella misma nos dará las respuestas que desean
oír, a menudo elaboramos teorías que caen como bloques en las cabecitas de los
niños a los cuales les damos clases pero raras veces oímos sus conversaciones y
conocemos sus necesidades. En el ambiente educativo tal postura de escucha
debería predominar entre docentes y administradores, para de esa manera
comprender al que habla y ayudarlo en sus deficiencias, empatizar para construir
una comunicación efectiva. Oír con el corazón los parlamentos del prójimo y de
este modo haremos depósitos extraordinarios. Citaré a Covey (1998, 276) cuando
dice que:
Un
buen docente evalúa a la clase antes de empezar a enseñar. Un buen alumno
procura comprender antes de juzgar. La clave del juicio correcto es la
comprensión. Si uno empieza a juzgar, nunca podrá comprender.
Procurar
primero comprender es un principio correcto y evidente en todas las áreas de la
vida.
Procurar comprender
requiere paciencia, ser comprendido necesita valor, siendo un ser humano de
palabra, teniendo sentimientos buenos y razonando debidamente puedo darme a
comprender. Cuanto más comprendo a alguien más lo quiero y para lograrlo sé que
debo tener paciente y proactivo, cuando comprendo a alguien mejoran mis
relaciones.