DISCURSO DE LA PERIFERIA
RESUMEN
El centro del poder concentra los
dictámenes socio-culturales e impone las reglas y las guías de “civilización”,
no obstante, su influencia se quiebra, cuando desde la periferia surgen voces
disidentes de las normas establecidas y lo que es más alarmante aun para el
centro de poder, surgen nuevas posturas y modos de concebir al mundo. El poder
instaura un supuesto orden y desde allí esgrime razones para abordar a toda la
cadena vital o sucesos cotidianos. El poder económico, político y educativo
aborta cualquier asomo de vía alterna o visión distinta. Pero si de algo ha
cuidado esta triada, es de seducir antes que imponer, y paradójicamente los
dominados terminan agradeciendo a los subyugadores, los “beneficios” otorgados.
ABSTRAC
The
center of power concentrated socio-cultural
opinions and enforces the rules and guidelines of "civilization", however,
its influence is broken when there are voices from the periphery dissidents established standards and what is more alarming even
for the center of power, there
are new positions and ways of
understanding the world. The
Power establishing a course
wields order and from
there reasons to address the entire chain of life or everyday events. The
economic, political and educational
aborts any hint of alternative pathway or different
view. But if anything has looked this triad, is
to seduce rather than impose,
paradoxically end up giving the
dominated subduers "benefits"
granted.
Existe
todo un andamiaje científico que sostiene a la estructura oculta del poder,
quien domina conoce, quien conoce sabe y resguarda, sus mecanismos de
dominación no se muestran abiertamente, se esconden, se disimulan, en un
discurso mimetizado entre las necesidades de los dominados. El discurso del
poder encanta y seduce, se muestra ideológicamente como piel de cordero, ha que
desollar al discurso para encontrar en su profundidad, las garras feroces de la
dominación.
En la estructura superficial todo se muestra
filantrópico, es en el interior de las ideologías del poder donde se muestra su
paso avasallador, su plan de dominación. El ser humano se rebela ante la
fuerza, por eso ha perfeccionado su don de sugestión y convencimiento. En la
estructura profunda se revelan las verdades y las intenciones reales del poder.
El raciocinio solo, no desnudará al encantamiento
discursivo, hay que blindarse con una sensibilidad que llene al ingenio humano
de agudeza, de otro poder rebelde y combativo que descubra los velos de la
dominación y funde reinos de consciencia crítica y de un espíritu libre y
despojado de las cárceles que se encarga de erigir la racionalidad y el afán
cientificista y calculador.
Pero paradójicamente para formar la coraza sensible hay
que formarse igualmente en la racionalidad, cultivar el modo de desarmar
cualquier intencionalidad con un escepticismo que se desprende desde una
atalaya de ejercicio inquisitivo y por extensión de profunda visión racional.
Los supuestos beneficios que otorga el proyecto de la
modernidad, se deshace por lo devastador que resulta en su deseo de perpetuar
ciertos cánones y reglas para todos los seres humanos en nombre de un supuesto
beneficio que no se cristaliza. El Estado legitima su poder a través de la
sesión de cuotas de acción o de poder controlado a sus integrantes
concediéndoles una libertad falsa y engañosa, pues únicamente se circunscribe a
acciones determinadas que no trascienden en las estructuras tradicionales que
conservan y controlan a las instituciones humanas. Lo socialmente instaurado
jamás cederá a lo emergente, los supuestos privilegios otorgados a las masas,
no son tales, forman parte del engaño y de la seducción, en el fondo terminan
siendo marionetas de los poderosos, quien en la complejidad sociopolítica
tienen las cartas marcadas en el campo lúdico de un poder otorgado, nadie cede
el poder, ni lo traspasa, el único modo de acceder a él es arrebatándolo o
destruyendo la estructura que lo soporta para trágicamente instaurar otra
similar, el disidente al acceder al poder deja de serlo, el irreverente deja su
manto de contradicción y su nueva investidura es la del que dicta pautas a
seguir. Toda y revolución fracasa cuando
alcanza su cometido y se convierte en discurso oficial tan pronto accede al
poder. El discurso periférico tan pronto se erige como paradigma, empieza a ser
centro y de ser voz crítica pasa a ser palabra instituida.
Los representantes políticos, representan a sus
intereses, no a los nuestros, aunque pretenden con su discurso de
encantamiento, seducir a los que dominará y creará matrices que lo soporten y
crearán todo el aparataje ideológico que lo fundamentara. La legitimidad o
mejor dicho su legitimidad se engendra en postulados icónicos de simpatía,
agrado, carisma y un sinfín de
aditamentos que constituyen artilugios, el líder se presenta con vestiduras
deseadas, lo abyecto y grotesco no atrae a menos que sea por mera y pasajera
morbosidad, propia de los fenómenos y los escándalos que no son más que borrascas
intencionales y pasajeras que despliegan como cortinas los centros de poder
tradicionales, y eso no otorga poder sino notoriedad y cierta celebridad fugaz.
El Estado al entrar en crisis por exceso de exposición y
desgaste de sus estructuras recurre a mecanismos donde subyace una nueva
dominación, la descentralización forma parte de esos engaños si conforma un
status de manejo y manipulación ideológica. La descentralización establece
hormas para el engaño, concede cuotas de poder limitado a sus actores y guiones
preestablecidos cuando se muestra como calco de otros contextos, quien se deja
encandilar por otras realidades y la imita indiscriminadamente, sin pasar por
el tamiz de la crítica incurre en estos desatinos que terminan siendo peor que
la enfermedad que esperaban curar. En el ámbito educativo venezolano –es triste
decirlo- se ha incurrido como en un cuento circular infinitamente en estos
moldes o modas importadas, de afán transculturizador donde se reparten sin ton
ni son, planes, estrategias, reglas, pautas y modelos extranjeros sin ninguna
adecuación. Basta hacer un doctorado en Europa o en Estados Unidos para venir
de sabihondo a aplicar las “nuevas” metodologías. O peor, en el entrecruce de
los discursos de la periferia, la obstinación por imitar modelos caducos de un
Zoocialismo chavernícola que pretende desde la ínsula troglodíta, arropar
nuestras realidades, zoocialismo del siglo XXI …antes de Cristo ha de ser…usando
una jerga se recrea en frases desgastadas: inclusión, pitiyanqui,
contrarrevolucionario, revolución bonita, comuna, guerrilla comunicacional,
batalla de ideas y cuanta frase trasnochada se le ocurra al discurso del poder,
que para más señas acusa al otro, de lo que padece, señala hacia afuera lo que
lleva por dentro.
Pero el discurso no se descompone con otro discurso que
sea arbitrario y que tire piedras a lo instituido, la crisis deviene por la
carencia de legitimidad que se evidencia en un discurso desgastado y
anacrónico, plagado de lugares comunes y clichés, donde lo educativo se pone al
servicio de los político, y en donde el Estado todopoderoso, el Estado ligado
al poder económico sustentado en petro-dólares, todo lo quiere controlar y
fijar, afianzar y perpetuar sus alcabalas desde la instauración de un discurso
maniqueista que tiene en lo educativo una excusa para ideologizar y formar
adeptos, fanáticos y militantes partidistas.
El asunto de desglosar el discurso del poder periférico
no estriba en hacer panfletos y discurrir en términos de choque y de
tremendismo, sino en desnudar las fallas y resaltar las grietas desde el
análisis consciente, agudo y sensible de la realidad, no para tomar partido de
uno u otro bando en la refriega nacional y ejercer de modo chauvinista
posiciones políticas, sino para desentrañar los artilugios de enunciar un mundo
multipolar pero una realidad nacional mono-polar y radical.
La descentralización no reposa en manuales
gubernamentales, en planes de gobierno, la descentralización más que un
discurso debe ser parte de una práctica y legitimarse en hechos concretos, no
se decreta sino que se concreta. La reforma es más bien reconcepción y
refundación, lo formal es accesorio para ahondar en cambios educativos. Pero el
trasfondo de lo descentralizado es la regulación social, ante los reclamos se
ceden puestos de presunto poder a los actores, el Estado redistribuye su poder
pero al hacerlo lo conserva. Se desburocratiza pero pasa su burocracia a los
insatisfechos trocándolos en burócratas con un dudoso poder limitado en sus
manos. Así controla socialmente a los que pudieron ser agitadores, anarquistas
o adversarios. Así el poder alivia sus tensiones con los dominados,
otorgándoles un falso poder con el cual se sienten reivindicados. La práctica
discursiva se sustenta en saberes controlados desde el poder, no hay mayor
anulación para el intelectual o al ser pensante, que se le otorgue poder, lo
anula porque su convicción reivindicativa ha sido parcialmente satisfecha.
Hay que meter dinamita entre las grietas del edificio del
poder, entre sus escombros hay que volver a revisar los centros del poder y
dinamitarlos de nuevo, pero esta dinamita es precisamente el análisis del
discurso, que debe explotar para desarmarlo todo, para encontrar entre las
fisuras, los verdaderos cabos que nos atan y nos hacen esclavos de los
preceptos del poder y de todas sus interconexiones. El análisis del discurso
nos hará menos inconscientes, hará al menos que sepamos por cuál camino
transitamos. El poder y el centro son hermanos, hay que hacerlos pelear para
que se descoyunturen, para que se desarticulen y así enfrentarlos, la
descentralización esparce en toda la estructura social sus minas para evitar
que poder y centro sean reconocidos y atacados. Volviendo trizas al gigante tal
vez se acaba el oprobio pero si el gigante se dispersa entre todos y su
soberbia es repartida por igual, el atropello será como células cancerígenas
haciendo metástasis en todo el organismo social.
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