lunes, 12 de noviembre de 2012

CUENTOS HISPANOAMERICANOS. LAS REBELIONES DEL VERBO. LAS COMARCAS NARRATIVAS DE ALFREDO ARMAS ALFONZO

PRIMERA REBELION

A. DEL ARTE DE LEER CUENTOS
O EL HACEDOR DE LECTORES

El oficio de un escritor es crear,
el de los lectores procrear.

A PROPOSITO DEL FONDO SIGNIFICATIVO
            Recurriré a una comparación  inusual para expresar, en un principio, como el cuento breve podría incidir en un lector. Digamos que un buen logro en relación con el contenido se parece a un cheque en blanco, endosado y conseguido al azar. El futuro cobrador podrá poner en él la cantidad deseada, siempre y cuando esta no supere el monto disponible (el cual desconoce). Asimismo el lector podrá colocar multiplicidad de significados siempre y cuando estos no superen el fondo significativo[i],  a pesar de que este puede ser inagotable (cosa que no ocurre con una cuenta bancaria). El lector desconoce al principio -algunas veces al final también- las posibilidades significativas del texto, su encuentro azaroso[ii]  le niega de antemano el agotamiento significativo.

DE LAS CUALIDADES DEL LECTOR

soy desmesurado o excesivo y no doy consejos a nadie
pero hoy veo más claro que nunca y deseo que este
día  me sobreviva.
VÍCTOR VALERA MORA

                        Los aspirantes a lectores de cuentos breves modernos deberían contar con un reducido -y no por ello pobre- conjunto de cualidades[iii]  que le permitan procesar los textos de un modo adecuado. La adecuación en este caso se corresponde con las características de iniciación, es decir, con los rasgos imprescindibles con los cuales debería contar un iniciado en la lectura de cuentos cortos.

DE LA TRIADA CUALITATIVA
El escritor propone, el lector dispone
           
            Es necesario señalar entre las cualidades de procesamiento textual[iv]  incluiré a: 1)la cultura general; 2) al proceso interactivo del lector y, 3) la creación a partir de la lectura.
            Un iniciado en la lectura de cuentos cortos deberá contar entonces con un cúmulo de adquisiciones culturales aceptable que le permitan expandir[v] los significados iniciales del texto y deberá al menos ser creativo en el proceso de reconstrucción textual pues pareciera que la creación parece estar reservada a unos pocos.[vi]
             Retomo el sentido de las consideraciones en torno a las cualidades de los lectores de cuentos breves (la cultura general, la interacción  y la creatividad) para reseñar la naturaleza de cada una de estas.           
            La cultura general y la interactividad implican procesos cognitivos a partir de los cuales se genera la base de conocimientos que posibilita la comunicación entre el texto y el lector,  entre las propuesta del escritor y las disposiciones del lector, digamos que su base es objetiva, sujeta a ciertos pasos predecibles. La creación (o en su defecto la creatividad) tiene un basamento subjetivo a pesar de su naturaleza cognitiva.
            La formación cultural permite al lector acceder a un sinfín de posibilidades culturales, aportándole todo un mundo de significados; la interacción por su parte le permite llevar al texto dichas adquisiciones y expandir la lectura; la creación en cambio reclama un ejercicio constante para fluir y aunque se apoya en las anteriores sus sendas son impredecibles. Un lector desconoce lo que sus ojos encontrarán en los próximos libros que el azar le conceda. Desconoce sus futuras creaciones, estas saldrán de los cheques en blanco proporcionados por los escritores.
            Es probable que estas cualidades iniciales se harán más complejas en la medida que el lector obtenga un mayor dominio de su oficio. Tentativamente pienso que un lector de cuentos que haya superado estos cuatro estadios, hará lecturas bajo procesos más complejos, adaptados a su mayor dominio del  oficio como lector.
            Tentativamente pienso en un lector de cuentos que se encuentre en un estadio avanzado de lectura cuenta con una tendencia, casi automática, de relacionar los puntos significativos del texto tejiendo un
entramado  a partir del cual reconstruye los significados propuestos e hilvana un sentido coherente en torno al cuento corto.[vii]
            Si el oficio de un escritor es crear y sus libros son las búsquedas incesantes del paraíso perdido, los lectores son los que intentan reordenar el mundo primigenio. Por ahora proscribiré las cualidades de un escritor de cuentos breves, por considerar un absurdo que hubiese tal tipo de cualidades, sin embargo reseño a continuación lo que expreso como las búsquedas de un escritor de cuentos. Los creadores buscan rescatar la unidad perdida, pero tal búsqueda es infructuosa, por lo cual cada propuesta textual apenas si esboza un paraíso trastocado, por esta razón el lector intentará en cada lectura recomponer ese mundo primigenio. Por supuesto que las propuestas de los escritores difieren unas de otras y apenas se tocan en similitudes conscientes o inconscientes a las que Genette ha llamado relaciones transtextuales y las cuales no mencionaré en este ensayo. A menos que se sea un Pierre Menard la obra no tendrá espejos idénticos en otras obras, sus reflejos son creados por los lectores quienes disponen de las propuestas de los escritores para imaginar los mundos alternos  que nos presenta la literatura. Los retazos de espejos restantes (que fueron las trizas que quedaron de la unidad perdida) suponen las relacione entre las obras.

DE LOS CUATRO TIPOS DE LECTORES.

Dios los crea y el texto los junta

            El lector se acerca gradualmente a los significados propuestos en los textos, de este modo, se dispone de gradaciones que van desde la simple anécdota reproductora del argumento hasta los análisis realizados por los teóricos de la literatura.
            Entre los dos extremos anteriormente nombrados se sitúan el ejercicio lúdico del lector, necesariamente los grados no tienen que ser sucesivos e inalterables, la práctica constante y consciente podría ocasionar saltos considerables. Inicialmente dispondría de una clasificación que consta de cuatro grados, a saber:
A) lectura anecdótica o reproductora del argumento;
B) lectura de identificación o correlativa;
C) lectura de desmontaje o dirigida (usada con frecuencia en nuestros cursos universitarios de literatura) y 
D) lectura lúdico-creativa o lectura de iniciados. Por fuera quedaría la lectura realizada por los especialistas que conlleva a análisis profundos de los textos. Por supuesto que han quedado a un lado los matices y/o combinaciones pero los cuatro tipos de lectores mencionados anteriormente son apenas un intento de clasificación.

OPINIONES SOBRE LA TEORIA

            Las pretensiones existentes a propósito de la unificación, agrupación o distinción en torno a ciertas características de las propuestas textuales de lo que algunos han denominado cuentos breves no dejan de ser absurdas, como absurdo es el presente intento de justificar tal equívoco.
            Pensar, digo pensar y no hacer, que el cuento breve a partir de tres o cuatro características puede reunirse inequívocamente bajo una misma rotulación, es una pretensión ridícula. Nunca sabremos en realidad dónde termina la realidad y donde comienza la fantasía, no obstante, no dejamos de buscar límites. Los únicos límites que existen son los creados por los unicornios.
            ¿Por qué entonces nos preocupamos tanto de distinguir los cuentos cortos de los que aparentemente no lo son, los cuentos de las novelas, los cuentos cortos de los relatos y estos del cuadro costumbrista o de la crónica? ¿Qué afán de clasificación lleva al hombre a pensar que aun entre los hombres hay clasificaciones que los agrupan bajo tales o cuales características?
             Se clasifica para ordenar, pero se clasifica también para marginar, para apartar. Una clasificación de los cuentos cortos a partir de aspectos como la brevedad, la unidad de sentido y la intensidad como elementos caracterizadores del cuento breve ha llevado a los estudiosos a pensar todas las clasificaciones posibles e imposibles, cuerdas o descabelladas. Hay quienes han hechos cálculos matemáticos para dar cuenta del número de palabras que debe contener un cuento corto. Armando José Sequera, (1987; 90) por ejemplo, usa a Armas Alfonzo como pretexto, para hablar de sus “asombrosos” descubrimientos en torno a la brevedad o a la cortedad  - si el lector me lo permite -  que debería tener un cuento, estableciendo los consabidos linderos en las doscientas palabras o lo que es lo mismo y expresado por él en su fabuloso descubrimiento “60 caracteres por línea,  doscientas palabras por texto, tres cuartos de cuartilla o 19 renglones de escritura a maquina en los cuales nos moveríamos  -según el decir de Armando J. Sequera -   crítica y creativamente.
            Pienso que los cuentos son terrenos baldíos en los cuales los lectores construyen sus mundos, y siendo los lectores múltiples,  ¿Por qué razón vamos a delimitar de antemano sus logros?  Cuando bien es sabido que  el “Aleph” puede albergar al mundo entero en apenas un punto del espacio, ¿Por qué tenemos que concebir al cuento como un objeto susceptible de ser medido y pesado?
            Los tasadores de oficio bien podrían establecer sus tiendas en los confines de Macondo y vender por kilos sus hallazgos. Para no mandarlos tan lejos sería bueno mandarlos con sus básculas hasta el Unare venezolano donde confluyen las comarcas de Comala y Macondo con las de Uchire.[viii] A Clarines irán estos medidores, a contar los huesos de los soldados caídos el siglo pasado bajo las banderas azules y amarillas de la guerra federal venezolana.
            La brevedad, la unidad de sentido y la intensidad, esgrimidas como banderas para delimitar al cuento breve, acaso no se presentan con más fuerza y claridad en los silogismos de Ciorán, las máximas de Gracián y las Greguerías de Gómez de la Serna. Por tal motivo tales características no son exclusivas de los cuentos breves. Su aparición en las obras de arte no se circunscribe a un apartado sino que son comunes a varias manifestaciones artísticas.
            Elaborar una propuesta que intente limitar al género es una utopía y como tal debe asumirse. Una definición lejos de enriquecer, empobrece; lejos de conocer, limita; lejos de ubicar, confunde. Pretender elaborar un “corpus” en el cual todos los matices sean incluidos es una tarea ambiciosa.
            Si el asunto consiste en decir ¿Qué es un cuento breve? ¿Cuáles sus elementos y hasta dónde se extienden sus límites? llamen entonces al pequeño “Cementerio” (Diccionario) Ilustrado para que lo defina, a un alquimista medieval para que descubra los elementos que lo integran (y quizás los conviertan en oro) y a un jefe civil para que fije los linderos respectivos. Un estudioso de la literatura que asuma este modo de procesamiento textual  terminará en definitiva conociendo los huesos de su amada (de la literatura por supuesto) y no la esencia de su pasión.
            Los rasgos atribuidos al cuento breve son, por lo general, propios de cualquier otra obra de arte. No pretendo convertir este intento en una “citología” de teóricos del cuento ya que no considero la posibilidad de realizar aquí una revisión teórica, tal labor  requiere otros objetivos.[ix]


[i][i]         El fondo significativo refiere paradójicamente la posibilidad insondable del texto literario, es decir, dicho fondo tiene sus limites en la multiplicidad de combinaciones simbólicas que tiene un texto polisémico. Estas posibilidades al agotarse luego de una lectura extremadamente analítica, crítica y  hermenéutica impediría cualquier otro desmontaje o  interpretación sucesiva, se dice entonces que se ha conseguido el fondo significativo del texto. Lejos de ser una delimitación, es un compromiso. Un lector nunca terminará de conseguir  en su proceso de lectura ese fondo, de encontrarlo habrá accedido tal vez a ese mundo edénico o infernal que el escritor ha disuelto en su creación textual.
         El fondo significativo debe distinguirse de la estructura profunda planteada por Chomsky pues mientras esta supone un logro inevitable a partir de rasgos pertinentes que darán cuenta de la intencionalidad del discurso, el fondo significativo no busca intenciones sino extensiones discursivas, es decir, mientras la estructura profunda persigue buscar estructuras universales válidas para las distintas lenguas, el fondo significativo intenta enriquecer las múltiples interpretaciones que un mismo discurso puede tener.
[ii]     Todo encuentro con el texto es azaroso porque los procesos cognitivos que dan lugar al proceso de lectura son impredecibles, bien pueden “asignarse” lecturas pero su desarrollo depende de muchas circunstancias, no asignadas, que inciden  y marcan, condicionan o alteran el proceso mismo, tales circunstancias  pueden depender desde la simple distracción hasta la muy subjetiva predisposición anímica. Juega por lo tanto, el azar del momento, un papel muy significativo. La lectura es un ejercicio lúdico por excelencia.
[iii]    Delimito el alcance de este apartado a un entorno específico: la iniciación en el ejercicio de la lectura de textos literarios por parte de los adolescentes y/o jóvenes universitarias. eludo voluntariamente los textos modernos, sin embargo, refrendo mi escogencia en las razones expresadas por el escritor venezolano Rafael Cadenas para apoyar tal razón, en tal sentido sería pertinente revisar su libro En torno al lenguaje. Los procesos textuales de la modernidad merecerían otro apartado y no siendo ese el objetivo de este trabajo los dejo a un lado.
[iv]    Aludo en este sentido a todo intento de abordar un texto literario, no excluyo ninguna posibilidad, pero me inclino por la valoración hermenéutica de los textos literarios, alejándome un tanto de las escuelas lingüísticas de desmontaje textual que a veces cierran la posibilidad de abordar al texto desde distintas ópticas.
[v]     La lectura de textos literarios es un proceso expansivo, la actividad lúdica desarrollada por el lector genera simultáneamente un sinfín de combinaciones que tejen un entramado significativo expansivo y enriquecedor. Es por ello que todo intento de “tocar fondo” es inútil, a cada intento de cierre le sucede una apertura.
[vi]    La cultura general puede adquirirse en el contacto continuo y constante con las manifestaciones artísticas, en este sentido, se recomienda a los jóvenes asistir a obras de teatro poesía, exposiciones de pintura o escultura, en fin a todos aquellos actos que contribuyan al enriquecimiento del espíritu. La sola asistencia no garantiza la adquisición, el iniciado deberá participar mentalmente en cada encuentro con el arte; y para ello deberá “abrir” sus sentidos pues de tal actitud dependerá el desarrollo de su sensibilidad y de su sensorialidad; dependerá la mejora de sus aptitudes o la explotación de sus potencialidades. El cine y la T.V (acercándose con criterio y selectividad) proporcionan de igual manera el suficiente material espiritual que garantice su iniciación en la literatura. Es igualmente importante se un lector ávido en relación con los temas de historia del arte, para reforzar las adquisiciones culturales y consolidar la formación intelectual, además de comprender el desarrollo de las facetas artísticas de la humanidad.                               En relación con la creación y la creatividad, distingo la primera de estas concibiéndola como una cualidad casi indefinible que es innata reservada a muy pocas personas y que implica un aporte totalmente nuevo al mundo cultural; mientras que la creatividad por su parte es susceptible de ser desarrollada, mejorada y a la cual tienen acceso todas las personas, ser creativo y creador son estados distintos la creatividad consiste en buscar vías no tradicionales a los inconvenientes usando para ello un pensamiento divergente basado en la intuición.                                                              La creatividad se desarrolla con la lectura constante y atenta de textos literarios, los cuales se eligen al azar, es decir, sin que entre el lector y el texto no medie ninguna obligatoriedad. Las conversaciones sostenidas a propósito de las lecturas y la búsqueda de interpretaciones inusuales reforzarían a la creatividad.             Para culminar, la interacción en el proceso de lectura consiste en disponer en el texto las adquisiciones culturales  (o las cargas  significativas) que constituyen el mundo de significados del lector y entrar en contacto con el mundo de significados propuesto por el escritor..
[vii]    En relación con la recepción Luis Barrera Linares(1993;39) sostiene que: “La dimensión amplia y abstracta del receptor universal apunta siempre hacia la polisemia; entran en este proceso una serie de mecanismos relacionados con la memoria semántica del lector, con su competencia semántica, con su competencia literaria y con la variabilidad a que el acontecimiento histórico suele someter a los referentes literarios.
[viii]   Domingo Miliani (1993; X) expresa en este sentido que los personajes son “habitantes de un condado proteico llamado Clarines o Uchire en Armas Alfonzo, Comala en Rulfo, Macondo en García Márquez. Son toponimias imaginarias como la realidad que engendró a estos juglares de nuestras hipérboles.
[ix] Es bueno señalar, en este sentido, que la recopilación efectuada pro Luis Barrera Linares y Carlos Pacheco publicada por Monte Avila Editores y titulada Del cuento y sus alrededores, reúne un conjunto de trabajos bastante interesantes, me inclino por seleccionar, para los efectos de este ensayo, a los siguientes: “¿Qué hacer breve a un cuento breve?” (Norman Friedman); “Ronda por el cuento brevísimo” (Edmundo Valadés); “Del cuento breve y sus alrededores” (Julio Cortazar” y “El cuento: lince y topo: teoría  y práctica del cuento” (José Balza).  De la misma manera los trabajos que preceden a la recopilación realizados por Barrera Linares y Pacheco.                  También es justo citar al libro publicado por la editorial argentina Danilo Vergara titulado En torno al cuento: de la teoría general y de su práctica en Hispanoamérica escrito por Gabriela Mora, la cual dedica un capítulo completo a cuestionar los planteamientos teóricos más importantes a propósito del cuento (El capítulo II de la primera parte titulado “El cuento según la crítica hispanoamericana”). Tampoco hablaré a través de ellos los aludo y eludo a la vez no pidiéndole sus voces en préstamo para rellenar cuartillas a costillas de otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA TESIS: SIETE PECADOS Y SIETE VIRTUDES

la tesis: Tejidos y enredos De los siete pecados  y las siete virtudes en torno a las tesis José Luis Barroeta Barazarte....