domingo, 11 de noviembre de 2012

DECÁLOGO PARA INDECISOS



DECÁLOGO PARA INDECISOS
Tal vez,
quizás si, quizás no,
lo más seguro es…
que quien sabe.
Júdah el Herrero
1
            La pre-modernidad marcó su signo en la fe, el destino estuvo en manos de Dios, pero la divinidad representada terrenalmente por el ser humano fue hoguera de arbitrariedades.
2
            La modernidad levantó sus mitos en los terrenos de la racionalidad. Nada ni nadie escapa al encandilamiento y a las pretensiones de la razón, surge un orden que marca al ser humano, si la época anterior buscó luz en el cielo, está encegueció a fuerza de descarnar la sensibilidad en beneficio de la supuesta verdad.
3
            La postmodernidad, ante la eclosión de los fundamentos del proyecto moderno, es un juego de incertidumbre, no hay que buscar la flamma en presupuestos teocéntricos o antropocéntricos. “lo sólido se desvanece en el aire”.
4
            Para decidir hay entonces que asirse de otra estructura, distinta, cambiante, dinámica. Al discurso de la negación que señala la ruta modernista, sigue el discurso posmodernista de la incertidumbre. El primero marca la senda de destrucción de la tradición, el segundo implosiona segundo a segundo.
5
            A una episteme de un mundo plano y geocéntrico, prosigue una concepción copernicana de un mundo redondo y heliocéntrico. Ahora, con el desvanecimiento del tiempo y la virtualidad del espacio, el universo entero entrega su cuota y se rinde ante los artificios tecnológicos, que lejos de crear solidez, siembran la duda a cada instante.
6
            La metáfora de Jorge Valdano sobre la toma de decisiones es propicia. Valdano sostiene que pensar es difícil, en el fútbol hay que hacerlo corriendo. Tomar decisiones con todo el tiempo por delante es fuerte, ahora hay que hacerlo contra-reloj. Se vive un mundo apresurado, donde la bitácora de viaje se rehace y deshace a cada instante. Donde la brújula perdió su norte, porque los signos cardinales, que lo diga el Chino Valera Mora, son más de cien millones.
7
            En este holocausto de certezas, cuando se decide no se opta por lo mejor, sino por lo más adecuado y rápido, si coexisten las tres opciones en una decisión, entonces se está frente a un hombre postmoderno.
8
            Y la decisión tomada como adecuada hoy, tal vez no lo es mañana, en una hora o en un segundo. Lo decidido no es estable, la decisión aporta en tanto te sirve para transitar, luego es desechable.
9
            En la premodernidad la decisión salva o condena; en la modernidad la decisión establece paradigmas. En la postmodernidad decidir es secundariamente existencial en la medida que toma partido el ser humano del vértigo que da la vida acelerada. Se monta al transbordador o se queda al margen.
10
            Decidir personal, institucional o colectivamente no es asunto de vida o muerte; de verdad o falsedad sino de vivir y participar en el festín global de un mundo en constante cambio y transformación.

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