NOCIONES SOBRE EL
CUENTO BREVE
José Luis Barroeta Barazarte
1
Contar en poco espacio o abreviar con
pocas palabras multiplicidad de cuestiones ha sido, entre otros, uno de los
dilemas preferidos de los que se acercan a discutir sobre el género
cuentístico.
2
Si se toma como punto principal de referencia
al espacio hay que aceptar, de antemano, que el asunto de la brevedad puede
variar, en tal sentido, un cuento de una línea y uno de dos páginas podrían
coincidir —a pesar de los radicales— en que ambos son breves.
3
Si en cambio, se traslada la discusión al
contenido, es razonable sostener que aquel que contenga menos palabras y
exprese más significado lleva ventaja.
4
El cuento breve se queda con lo
indispensable, sin embargo, en una obra de arte: ¿Qué puede dispensarse,
dejarse a un lado, omitirse sin cambiar la configuración de la obra?
¿O acaso ella no funciona como un todo
inseparable? Si quitasemos cualquier elemento del cuento, como lectores,
estaríamos contradiciendo este principio.
4
Quien escribe, digámoslo desde la óptica de quien
lee, utiliza con menos frecuencia ciertos modos de expresión, es decir,
voluntariamente y por economía de palabras omite descripciones que extenderían
al cuento breve.
5
Igualmente, quien escribe, recurre —en
ocasiones— a situaciones o personajes que culturalmente pertenecen al mundo del
lector, obviando por tal motivo explicaciones.
6
Así mismo, el que escribe, inicia en franca
complicidad con el lector un juego de situaciones de sentido. Tal ludismo dual
escritor-lector recurre a la inversión, conversión, revisión, o transformación
de la versión original.
7
El escritor de cuentos breves, funda su
oficio sobre la base del cambio de la historia original, siendo figurativamente
un espejo que deforma, achicando la imagen primera.
8
Pero tal propósito de achique no es una norma
general y obligatoria ya que, en ocasiones, el escritor de cuentos breves se
asemeja a un lente fotográfico que recoge en un espacio delimitado, un conjunto
de imágenes. El problema radica entonces, en mantener la atención del lector y
la tensión de lo contado.
9
Atención, usar las palabras que estallen
dentro de la cabeza del lector, que traigan a colisión —a choque— al resto del
cuento, no contado en lo gráfico pero construido y completado por el que lee.
10
Tensión, de la primera a la útima palabra del
cuento breve un solo respiro. Un hilo tenso con el cual el lector teje su
cuento.
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