APUNTES DEL ENTORNO
El
mundo.
La cosmovisión del hombre del siglo XX
tuvo dos momentos: antes y después de 1945. El mundo se fracciona en antes y
después de Hiroshima.
La ciencia estuvo, en ese momento de
oscuridad, al servicio de la maldad. Nunca antes el hombre estuvo tan desnudo,
tan desamparado ante la tecnología como en ese momento.
La agresión entre las partes cesó de
modo abrupto y radical, pero dejó sus secuelas: un mundo dividido entre dos
poderes: Occidente para el Capitalismo estadounidense y europeo; Oriente para
la hoy extinta Unión Soviética, o lo que
es lo mismo, a los pies del comunismo.
Venezuela
En esa
encrucijada, en Venezuela, también se quiebra un proceso: la transición
paulatina y pacifica del país[1].
Representada por una junta cívico-militar conformada por políticos de la
generación del 28 y por jóvenes oficiales descontentos, ambos ambiciosos y ávidos de poder, deseosos de
mando y confort que depusieron al General Isaías Medina Angarita.[2]
Esa ruptura institucional no valoró
enteramente los beneficios otorgados en escasos tres años por la controversial
figura de Medina Angarita[3],
entre otras cosas, cabe mencionar: promulga la Ley de Hidrocarburos, el
anteproyecto de la Ley de Reforma Agraria, la libertad de prensa, la legalización
de los partidos políticos y los sindicatos, entre otros, fueron algunos de los beneficios obtenidos.
Dos personas destacarán sobre el
grupo, una civil: la de Rómulo Betancourt y la otra militar: la de Marcos Pérez
Jiménez. Ambos serán protagonistas y aliados momentáneamente. La falta de proyecto, de plan de acción y de
brújula política de Betancourt y su
partido (representada por Gallegos) pondrá a Pérez Jiménez, por extremo
requerimiento de las circunstancias y de
intereses foráneos, en el poder durante diez años. (De 1948[4]
hasta 1958) A Betancourt[5] lo
impulsarán luego estos mismos intereses transnacionales inmediatamente después
de deponer a Pérez Jiménez. Ambos son los padres de la corrupción y la
arbitrariedad, el primero además de desmanes dio a los venezolanos inmensas
obras materiales; el segundo, dio al país un hilo constitucional y democrático
que no se ha roto desde entonces y una “libertad” sospechosa, para hacer y
decidir. Pérez Jiménez desayunó, Betancourt almorzó y el pueblo venezolano pagó
los gastos.
Enfrentamientos que han provocado
negaciones, un suceso niega y culpa al anterior, ese ha sido el vaivén del
ámbito político venezolano del siglo veinte. Gómez niega a Castro; López
Contreras abjura del gomecismo; Medina se distancia de López Contreras; Pérez
Jiménez anula a Medina; Betancourt a Pérez Jiménez y así sucesivamente. El
pasado, para los venezolanos, es un lugar para encontrar las causas de las
deficiencias del presente, no es humus fértil, ni suelo estable, sino oscuridad
permanente. Al pasado hay que negarlo y ocultarlo, pareciera decir el dictamen
del gobierno de turno.
De igual modo ha ocurrido entre los
grupos opuestos: el de la izquierda y el de la derecha; el del gobierno y el de la oposición; el del
comunismo y el capitalismo.
Particularmente hay que destacar dos
de estos enfrentamientos: el del comunismo
Vs. capitalismo y el de gobierno Vs.
oposición.
Un momento de poder tuvo la izquierda
comunista venezolana[6]:
el gobierno de Isaías Medina Angarita. Desde entonces su participación ha sido,
disminuida, relegada, destruida y disfrazada.
La “otra izquierda” la socialista, ha
mantenido el poder desde 1958 y apenas en parpadeos lo ha perdido ante los
derechistas demócratas cristianos. Actualmente los muñones del comunismo
conservan mínimas cuotas de poder al lado de una alianza amorfa, vacilante y
acomodaticia conformada por una tizana ideológica y blandengue llamada
convergencia.
El poder (adeco) tuvo en su momento,
una oposición (comunista) durante la década de los sesenta. Confrontaciones
verbales y físicas alteraron profundamente el clima político del país durante
más de diez años, radicalizados unos y otros, consiguieron en la guerrilla
urbana y en los trabajos de inteligencia policial, un punto de choque hecho de
atentados y torturas.
Movimientos.
El mundo se transformó radicalmente,
desde una perspectiva estética, durante los años sesenta. Fueron años
convulsionados y de gran destape. Movimientos juveniles proponían ideas y
acciones diversas y nada tradicionales. Musicalmente emergen los Beatles,
socialmente Martin Luther King aboga por los derechos de los negros en USA, el
movimiento Hippie y de liberación femenina promueven el amor libre y la
igualdad.
Latinoamérica no escapará de esos
movimientos de cambios, en Centro América Cuba alza la bandera de la
revolución, en Venezuela la ola se alza y quiere ahogar a las clases
dominantes, la presión ejercida sobre la oposición minoritaria comunista gana
adeptos entre los artistas. Escritores, pintores y escultores se suman a una
lucha de guerrillas, el lema: flor y fusil, los núcleos generadores: las FALN,
el PCV, el MIR representantes de la lucha política y armada; el Techo de la Ballena y Tabla Redonda[7]
como parte de la revolución estética, pero luego de treinta años sólo
quedan ex guerrilleros ministros
(Pekoft) y transgresores estéticos-embajadores (Adriano González León). El
poder absorbió a la oposición y/o esta se plegó al discurso oficial. De los
sesenta: sesentones.[8]
Esos tiempos turbulentos fueron el
marco de las primeras publicaciones de Víctor Valera Mora (1935-1984) uno de
los poetas más importantes de la poesía moderna venezolana, comunista y bohemio
por convicción; amante y niño terrible por naturaleza.
Valera Mora escribió sus primeros
libros entre 1961 y 1971. El libro con
el cual incursiona en el proceso literario venezolano fue Canción del soldado justo (editorial Luxor, Caracas, 1961) y quizás
el libro más importante Amanecí de Bala (Editorial Cabimas, Mérida, 1971). Aunque
entre ambos haya diez años, contienen verdaderos testimonios sociales e
históricos de su época.
Entre 1951 y 1961 Valera Mora
emprendió un viaje poético e ideológico que no detuvo hasta su muerte. Un
intento de reconvertir el mundo que tenía ante sus ojos: escribiendo y
actuando; sintiendo y luchando.[9]
Paralelismos.
Si se abre un paréntesis de estudio
que abarque dos décadas (1961-1981) en la historia de un hombre (Víctor Valera
Mora, 1935-1984), que por extensión whitmaniana es la historia de todos los
hombres, sin intención de mitificar, más bien de crear controversia, pueden
destacarse superficialmente los siguientes hechos:
¨ En
el ámbito político:
à Entre
1958 y 1981 Venezuela tuvo cinco presidentes constitucionales, el bipartidismo
(AD-Copey) compartió el poder ininterrumpidamente.
à Simultáneamente
fueron debilitándose de manera paulatina las organizaciones políticas que en la primera parte del siglo tuvieron
cierto protagonismo (PCV, MIR, MEP y URD).
à La
corrupción fue en estos veinte años algo cotidiano, el peor insulto que alguien
puede proferir al término de estas dos décadas es: usted es un político.
à Si
bien es cierto que se nacionalizó la industria petrolera, la deuda externa
aumentó a tales niveles que resulta impagable.
à La
guerrilla dura escasamente cinco años, (1960-1965) sin objetivos precisos y sin
apoyo social los ideólogos y guerrilleros izquierdistas quedan tan aislados que
pronto se vuelven anacrónicos y desubicados.
¨ En
el ámbito cultural:
à Los
transgresores estéticos son, en su mayoría, militantes radicales de izquierda.
Grupos artísticos como Sardio, Techo de
la Ballena y Tabla Redonda[10]
representan banderas de lucha
enconada en contra de la oficialidad.
à Violencia
verbal y violencia política van de la mano. Lo urbano, lo político y lo social unido o superpuesto
en la obra artística.
à De
modo sucesivo los trangresores estéticos van plegándose al discurso oficial, la
violación repetida se torna en rito previsto y sin riesgo.
à Los
artistas de los sesenta ocupan altos cargos en oficinas gubernamentales,
embajadas, editoriales e instituciones culturales.
¨ Socialmente:
à La
clase baja sigue siendo clase desguarnecida y marginal.
à Crecen
los cordones de miseria en torno a las grandes ciudades.
à Las
universidades nacionales son una alternativa para ascender socialmente: un
título universitario es sinónimo de mejora económica (ilusión de clase media)
à Después
de la Nacionalización de la industria petrolera, la clase media alta y la clase
dirigente “inunda” a Miami.
En ese mismo
lapso Víctor Valera Mora[11]:
¨ Políticamente:
à Nunca
renuncia a su ideas comunistas, aun cuando por ello pierda amistades, se vuelva
anacrónico, obsesionado y problemático.
¨ Artísticamente:
à Publica
cuatro libros:
Canción
del soldado justo. (1961)
Amanecí de Bala. (1971)
Con un pie en el estribo. (1979)
70 poemas Stalinistas. (1980)
Este último es premiado por el CONAC, Amanecí de Bala había sido recogido y
quemado por el gobierno.
à Socialmente:
Además de
permanecer en una bohemia trashumante que se disgrega y poco a poco se hace
decadente, ante la indiferencia del entorno termina autoagrediéndose.
Buen bebedor y buen amante, mujeres y
licor son compañeros inseparables de su poesía.
Son trazos arbitrarios y superficiales
de Venezuela y de Valera Mora, no pretenden ser un tratado sociológico, ni
aspiran convertirse en un estudio histórico distinto, es apenas un acercamiento
al entorno.
Disidencia
histórica.
En Venezuela violenta (1968),
Orlando Araujo realiza un análisis de la situación social, económica y política
del país, por supuesto que el estudio aborda la situación cultural.
Para aquellos que han fijado como
fecha crucial a 1958, año de despertares
y de estallidos Araujo les responde con un profundo y reflexivo análisis
del origen de la violencia y consecuentemente enmarca los acontecimientos de
los años 50 y 60 como parte de todo un proceso histórico que se origina en la
conquista hispana y que aun no se detiene.
Certeramente Venezuela Violenta se revela como un libro que arroja luz sobre los
procesos más recientes de colonización, indicando cómo el país se convierte en
un país recipiendario para todo lo que USA y el capitalismo vierten sobre las
sociedades hispanoamericanas.
Este estudio concluye con los
contextos políticos de violencia sosteniendo que la violencia venezolana del
siglo XX tiene dos vertientes de origen: una de ellas deriva de los conflictos
coloniales no resueltos todavía; la otra se debe a los esquemas ideológicos
insertados por los conflictos este-oeste de postguerra o lo que es lo mismo, la
confrontación de frialdad entre los órdenes dominantes (Comunismo Vs.
Capitalismo)
La postura poética y política de
Valera Mora se sostiene en este contexto
y sus soportes habría que buscarlos en sus lecturas predilectas[12].
De lejos
venía su revolución, sabía a Lope de Aguirre, a Bolívar y a Zamora, en sus
poemas se mezclan tiempos y se conjugan voces. Valera Mora es vidente de su
tiempo, tiempo desarticulado que le toca vivir, que repudia e intenta
recomponer en versos de utopía. En franca discordia con su entorno Valera Mora
agrede y es agredido por el poder político.[13]
Si hay que hacer un levantamiento
teórico en torno a la vanguardia venezolana y la cuota aportada por los
trujillanos, es necesario sostener que todos los escritores nacidos en el
Estado Trujillo provienen de la periferia de la ciudad capital, es decir, además
de ser representantes de la provincia en Caracas, también vienen del margen, de
la orilla del Estado andino. Francisco Pérez Perdomo y Adriano González León de
Boconó; Ramón Palomares de Escuque, José Barroeta de Pampanito y Víctor Valera
Mora de Valera. Quizás en esos pequeños pueblos tienen mayor libertad y menos
prejuicios, menos controles para castrar e impedir desarrollos creativos
inesperados. Este grupo vanguardista trujillano tiene puntos en común, en la
década del sesenta eran jóvenes cuyas edades oscilaban entre los 25 y 35 años,
pertenecieron a grupos políticos de izquierda
y cada uno, según su estilo, voz y expresión rescata el imaginario
andino mediante la incorporación de elementos lingüísticos locales: oralidad,
variaciones dialectales, toponimia; elementos de ficción (los fantasmas
pueblerinos y las consideraciones en torno a rituales mortuorios). Una zaga que
se inserta en el discurso vanguardista para transformar lo regional en elemento
universal.
[1]Hay que recordar que desde 1936, venían dándose cambios sociales y políticos que prometían la transición definitiva y armónica de un gobierno totalitario y militar a una democracia civil y progresista.
[2]”Medina Angarita
va a enfrentar sobre todo a dos vigorosas oposiciones: una abierta, civil,
callijienta y bullanguera: la otra militar y como tal soterrada, pero lo que es
peor ignorada; y por las tres cosas la más peligrosa de ambas.” (Caballero,
1988; 92)
[3]”Atípico el
gobierno. Lo preside un general “gomecista” que no tiene un preso político; que
permite que la prensa lo injurie, y sin embargo metería muy constitucionalmente
preso a quien pregonase la lucha de clases; que mantiene en la ilegalidad a los
comunistas pero los acepta como aliados; que no desdeña los “baños de
multitud”, la confrontación callejera en mítines y manifestaciones, pero se
niega a una elección directa mostrando mucha menos flexibilidad que el ex
dictador Batista, que crea un partido para ganar en la calle pero entiende
imponer al sucesor que mantiene in pectore como el más arcaico pontífice.”
(Caballero, 1988)
[4]”La violencia en
1948, apoyada por el partido socialcristiano Copey y por URD concluye con la
caída de AD y con la instalación de una dictadura cuya represión arroja un saldo no menor de
veinticinco muertos, sin incluir la masacre de Turén” (Araujo, 1968; 149)
[5]”Con el 23 de
Enero de 1958 culmina un proceso de violencia iniciado por la izquierda diez
años atrás y apoyado, en las últimas horas, por la burguesía y el ejército.
Como en 1936 y 1945, la violencia pudo haber fructificado en revolución. Sin
embargo, no sucedió así y el gobierno fue controlado por la alta burguesía que,
habiendo lucrado en tiempos de Pérez Jiménez, se presentaba ahora como
salvadora. El resultado fue Betancourt quien, para neutralizar los grupos
reaccionarios de poder (curas, militares y yanquis) comenzó vociferando un
anticomunismo histérico un intocable “hilo constitucional” y finalmente una
pintoresca y desvergonzada condición de súbdito yanqui (...) Este personaje
puede enorgullecerse de haber sido el primer Presidente de Venezuela que
concluyó su período con un saldo de 300 muertos políticos (no se cuentan los
saldos de acciones armadas: Barcelona, Carúpano y Puerto Cabello) por acción
represiva, más de diez periódicos clausurados; dieciocho parlamentarios
inconstitucionalmente detenidos y secuestrados.” (Caballero, 1988)
[6]Los juegos
permanentes del comunismo en las Universidades venezolanas se han limitado a
reparticiones de cuotas de poder y enunciaciones de discursos marxistas cuya
aplicación en la realidad ha sido enteramente opuesta. En todo caso ha sido
palestra de revoluciones de cartón, mantenidas por ciertos catedráticos que
gozan de todos los beneficios y defendidas absurdamente por pequeños
grupúsculos radicales inmersos en una gran placenta de beneficios estudiantiles
y universitarios.
[7]”Por supuesto que
Venezuela no podía dar la espalda a esa realidad: fue precisamente en la década
del 60 cuando esta toma de conciencia se agita en nuestro país a todos los
niveles, golpeando a su manera los valores impuestos por el capitalismo y sus
respectivas ‘caricaturas’ en todo el continente. Casi toda la producción de Sardio, Techo de la Ballena, y Tabla
Redonda cumplen con ese cometido en el rango estético con un fuerte ácido,
que intenta desacralizar todo trance impuesto e instituido, y comienza a forjar
sus propios puntos con la realidad que serán tan diversos como coherentes.
(Jiménez Emán, 1987)
[8]”Hay un momento
en que los gestos de ruptura de los artistas, que no logran convertirse en
actos (intervenciones eficaces en procesos sociales), se vuelven ritos. El
impulso originario de las vanguardias llevó a asociarlas con el proyecto
secularizador de la modernidad: sus irrupciones buscaban desencantar el mundo y
desacralizar los modos convencionales, bellos, complacientes, con que la
cultura burguesa lo representaba. Pero la incorporación progresiva de las
insolencias a los museos, su digestión razonada en los catálogos y en la
enseñanza oficial del arte, hicieron, (dice Octavio Paz) la tradición de la ruptura (leer en tal sentido, Los hijos del limo) No es extraño
entonces, que la producción artística de las vanguardias sea sometida a las
formas más frívolas de la ritualidad: los vernissages, las entregas de premios
y las consagraciones académicas”. Ver:
García Canclini, Néstor. (1990) Culturas
híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México:
Grijalbo.
[9]Un resumen
sucinto de sus acciones durante este período
recoge los siguientes aspectos relevantes:
En 1951 se traslada hacia San Juan de los Morros, ese
mismo año intenta hacer un periódico local que fracasa al poco tiempo, ese
mismo año se incorpora a la Juventud comunista. En 1956 se gradúa de bachiller,
al año siguiente entra a estudiar sociología en la UCV, durante los disturbios
de finales del 57 es apresado por la Seguridad Nacional. Sale en libertad a
comienzos del 58. Dos años después se gradúa de Sociólogo, en 1961 publica su
primer libro: Canción del soldado justo.
(UCV, 1992)
[10]Cabe destacar que
Valera Mora no perteneció a ninguno de estos grupos, aunque tuvo relaciones
amistosas con muchos de sus participantes no se plegó a manifiestos o
tendencias dictadas por un grupo. Su participación en La pandilla de
Lautrèamont no puede verse como una postura grupal, los pandilleros se reunían
para hablar y realizar con gusto y gozo algunas acciones atrevidas y bohemias,
no obstante, hasta hoy no se le conocen manifiestos.
[11]En 1963 Valera
Mora participa en innumerables recitales en la UCV; en 1970 vive en Mérida y
trabaja en la Dirección de Cultura; en 1971 publica Amanecí de Bala, al año
siguiente vuelve a publicar Con un pie en el estribo; entre 1972 y 1973 vive en
Europa, vinculándose con los Comité de Solidaridad con América Latina y el
tercer Mundo, ese mismo año regresa a Venezuela y trabaja con la Corporación
Centro-Occidental; desde el 74 hasta el 81 trabaja en Caracas en Cultura. Durante sus tres últimos años de
vida coordina el Taller de Creatividad y Expresión Literaria para Niños en Gato
Negro, Catia, muere en abril del 84 (30-04-1984)
[12]....los héroes
literarios abarcaban un amplio espectro: desde Rimbaud, Baudelaire y
Lautrèamont hasta los poetas norteamericanos de la Beat Generation: Ginsberg,
Burroughs, Corso, Ferlinghetti, pasando por los surrealistas y Dadá; desde
Pablo Neruda, Cesar Vallejo y Nicolás Guillén, hasta García Lorca, Alberti y
Miguel Hernández. (Yague Jarque, 1994)
[13]....la razón de
Estado decide lo que los poetas pueden o no pueden. Hay que salvaguardar el
orden y las buenas costumbres. Los dioses son siempre buenos. Ninguna ofensa
puede hacerse en público contra los estadistas y las personas ilustres. En
cualquier circunstancia se recomienda exaltar a los héroes. Las acciones de los
políticos no atañen a la poesía. Son cuestiones a debatir en comisiones a
puerta cerrada. La ironía es inadmisible. Los escritores son embusteros de
vocación, por tanto se adscribe en los organismos de propaganda. Hay que
preservar a toda costa la armonía. En suma, lo positivo es lo que se expresa
bien, lo que suena bien, lo decente, lo equilibrado. Los agitadores acaban en
el exilio o son exterminados y sus obras prohibidas, censuradas, mutiladas dijo
hace más de dos mil años Platón en La República. Todo lo contrario hizo Valera
Mora, consciente de su oficio de vidente e incendiario, de niño terrible, sino
piensen en un poema como “Nombres Propios” donde contradice todos los
postulados platónicos, o en el poema
Historia donde cuestiona y autocuestiona la palabra: “Lo que dije de mí y no
dije/ soy/ lo que dijeron y no dijeron/ también/ Estoy en Algo”
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