lunes, 19 de mayo de 2014

SOBRE UN CUENTO DE BIOY CASARES

FALSARIO DE UN APRENDIZ
Notas brevísimas a propósito De una lectura lúdico-creativa De un cuento de Adolfo Bioy Casares

El copista advierte que:
"...hay un olor rondando:
en caso de libro
rompa el incendio.


Aquel hombre soñó que era Dios,
al séptimo día despertó.
J.L.B.



ANDANZAS Y DESVARIOS DEL ARLEQUIN

          Con hojas sueltas no se hacen árboles pero si se crean libros. Andando entre letras tanta es la costumbre de soñar que a veces se nos seca el seso. De tanto leer llevo en las manos los mundos de mis ancestros, cualquier rama verbal o página ajena que el lector encuen­tre en estas líneas sale de mis desvaríos.
          Balbuceos apenas, pero que las voces ajenas no salgan de una cita, que los libros que llevo por dentro iluminen lecturas pero que no se hagan con otras voces los vestidos para el arlequín. Odio a las citas, cuando cito vivo por necesidad.
          El hombre cuando escribe es un arlequín vestido por sus lecturas y desnudado pos sus palabras, deseo vestir un cuento con los olores de la infancia, que es el lugar primigenio de todos los recuerdos: fundaré mundos con mis ojos, desarmaré mundos con mi voz. El arlequín recrea mundos con sus manos, el oficio de un escritor es buscar incesante­mente máscaras. De la mueca, sonrisa o rictus de  amargura que se diluye en las palabras y se dibuja luego en el reflejo del rostro del lector. Los lectores son espejos sin memoria donde a cada palabra pronunciada le corresponderá una metamorfosis, una máscara de turno.
          A nadie hago reír desde que escribo, no lo persigo. Mis hojas son frases sueltas buscando molinos de cuentos, gigantes de viento.
          Un arlequín no escribe por necesidad. Un arlequín necesita escribir.


APUNTANDO

          He querido iniciar el recorrido abriendo espejos. Juzgue el lector estas palabras, esa será su máscara de turno.
          Este pequeño ensayo está hecho con frases sueltas en torno a la lectura de un cuento de Adolfo Bioy Casares  titulado "A propó­sito de un olor" relato perteneciente al libro Una muñeca rusa. (1991)

          El intento de abordar el cuento mencionado desde una óptica lúdico-creativa representa para el supuesto autor de este ensayo un ejercicio que pretende dar cuenta de su propuesta teórica (¡que vana pretensión!) en torno a la narrativa breve, sus postulados fueron parcial­mente facilitados con anterioridad al Maestro encargado del curso en una separata el mismo día de la exposición asignada. Advierto que son intento, no se tome como algo definitivo y agradezco las observaciones y/o correc­ciones de rigor.
          El primer punto ya expuesto del presente ejercicio corresponde a la primera parte del preámbulo y fija posición alrededor de ciertos aspectos de escritura o de creación literaria y se titula: Andan­zas y desvaríos del arlequín. Seguidamente se realizan algunos comentarios: En torno a lo fantástico. Anotaciones personales.
          No ignoro las propuestas tan lúcidas que  ha hecho el escritor venezolano Víctor Bravo en su libro Los poderes de la ficción (1987) y aun cuando sus disertaciones rebasan a estas frases sueltas por su amplitud, erudición y mejor dominio del oficio de la escritura espero que este ejercicio sea algo distinto, por ello no lo citaré ni a él ni a ningún otro teórico, los estimo en demasía como para saquear sus escritos.        El tercer apartado reseña - de modo sucinto -  los juegos y olores de un lector defectuoso que pretende escribir.
          Posteriormente señalo algunas relaciones entre los personajes del cuento mencionado arriba.
          Al final señalo los aspectos que he querido destacar en el cuento, aspectos simbólicos de cruzamientos de vidas, historias y olores.

 Todas estas grotescas desproporciones
entre la riqueza del mundo percibido por el olfato
y la pobreza del lenguaje hacían
que dudará del sentido de la lengua.
PATRIK SÜLKIND (El perfume)

PRIMERA SALIDA
EN TORNO A LO FANTASTICO.  ANOTACIONES PERSONALES.
Limitaciones.
          Pensar que en la literatura se encuentra el único ámbito de lo fantástico es subestimar su alcance, quizás hacerlo implica una limitación parecida a la de aquellos hombres que pretenden ubicar como contexto de aparición de los ángeles a los terrenos religiosos o a los libros sacros de la iglesia católica.
          En cualquier manifestación humana está escondido un halo fantástico, hasta en los libros más racionales o reflexivos de la filosofía o la ciencia se encuentran velos alternos -diría cualquier víctorbravosiano-  que se pudiera atisbar  y  develar.
          Fantástico es cualquier ruptura que la razón no puede explicar y quizás las hoy sesudas explicaciones del origen de la vida sean, dentro de unos cuantos años, literatura de ficción, a la caída de una espíteme suceden y renacen los velos de la fantasía.

                    Especula el hombre para explicar, especula para esconder miedos, para volcar la multiplicidad del cosmos en el lenguaje, lo fantástico es terreno baldío donde la razón ha perdido su dominio. De lo fantástico a la realidad virtual
                    Son fantásticos los mundos recreados por la virtuali­dad, el ciberespacio es otro mundo creado por estas máquinas ávidas de interrumpir el paraíso del hombre con la naturaleza. Los sensores despla­zan a las palabras y desploman al mundo real. La ficción nace entonces de los lenguajes de programación cibernéticos y se instalan en las mentes de los ciberactantes.
                    Esta ruptura epistemológica ha ocasionado francas desavenencias en relación con las propuestas verbales que la literatura ha ejercido en los lectores. El advenimiento de una nueva era audiovisual signada por la interacción ha propuesto discusiones interesantes en torno a la recreación de estancias temporales y espaciales bajo lenguajes de computación.
                    Admito que los campos (literario-ficcional y ciberné­tico-virtual) no se sustituyen y no está en mi ánimo enfrentarlos, al contrario se complementan y enriquecen. La desviación aparente tiene su base en los presupuestos teóricos a propósito de la creación de mundos alternos que llevan al hombre a ámbitos fantásticos. En ese encuentro del arte con la tecnología se está fraguando una rebelión que pretende quebrar la espíteme dominante en el siglo XX.
                    A partir de interrelaciones verbales el hombre fue, durante mucho tiempo, un pequeño dios que creó en su pensamiento mundos alternos rebosantes de elementos extraordinarios que rompían con la coti­dianidad.
                    La lectura, a pesar de Mac Luhan, no perecerá, ahora para leer al mundo se suman los otros sentidos, los sensores nos posibili­tan la entrada a otros mundos provistos de realidades recreadas.
                    Buena parte de las producciones cinematográficas de nuestro tiempo recurren al artificio tecnológico para crear ámbitos fan­tásticos pero ello no impide que sigamos leyendo.
                    En buena parte de los "nuevos" juegos de video se intenta incorporar al jugador usando la cibernética, no obstante, los juegos de lectura persisten y para los iniciados siguen siendo tan atrac­tivos como estas maravillas tecnologías. Quizás la razón que predomina en ambos es que el protagonista es el homo ludens. Porque jugamos creamos mundos fantásticos donde lo imposible está de capa caída y los velos se cruzan a cada rato en la lucidez de la razón.
                    Particularmente "ligar los ámbitos de la ficcionali­dad literaria con los de la realidad virtual pueden desvirtuar, probable­mente, el ejercicio imaginativo del hombre y con esto la creación artísti­ca.
Lecturas y vivencias
                    A partir de la lectura se inaugura una multiplicidad de relaciones cognitivas conscientes e inconscientes que ponen de mani­fiesto un sinnúmero de experiencias culturales y vitales del lector, en el caso estrictamente literario la polisemia textual supone una multiplicidad de estancias temporo-espaciales en el lector. Pensando en estas noches renuncié a la idea de seguir pensando que debería conformarme con las propuestas a propósito de lo fantástico, sacados de libros decimonónicos y de manuales de psicoanálisis. Lo fantástico es todo lo que nuestra mente no se imagina y que surge de situaciones inusuales, fantástico era para un aborigen americano un tren como para un latinoamericano es un trasbordador espacial, fantástico es para un francés una serpiente amaestrada con música como para un suizo fantástica es la existencia de los sicarios colombianos. Fantástico es nuestro dios crucificado para un siux como es para un motilón fantástica la idea o el misterio de la trinidad.
Lo fantástico en América y sus implicaciones
                    Decía en días pasados que lo fantástico en América era todo lo que la cotidianidad rozaba para alterar a la ficción. La impronta fantástica de lo desconocido se constituye gracias a las posibi­lidades de la mente humana de imaginar pero como los americanos vivimos imaginando más que pensando pues es natural que aneguemos la ficción con nuestra realidad mental. Un proceso inverso conlleva a instaurar nuevos mundos, cuando intentamos decir la verdad es cuando las versiones dicen nuestras mentiras. Agregaba en aquel entonces que por esa razón se recurra a crear imaginarios zoomórficos llenos de sirenas, unicornios, gárgolas y toda especie de engendro extraordinario para proponer a los lectores las alteraciones del "mundo real, el mundo racional y verdadero".
La sola mención de la palabra es una puerta para que se inaugure toda clase de ficción fantástica en el referen­te, en la realidad misma, lo fantástico empieza cuando los objetos ordinarios empiezan a llenarse con una aureola de misterio que lo troca en alteridad.
          Las propuestas de los escritores, de antemano, cons­tituyen un aporte más al mundo fantástico, pero la ruptura no está en la referencialidad del texto sino en la disposición que de tales signos hace el lector. Es el lector quien da paso a la ficción, la ruptura se inicia en las palabras, a veces, pero se desarrolla en las máscaras del lector.

SEGUNDA SALIDA
OLORES DE UN LECTOR O JUEGOS DE UN ESCRIBIDOR

Olor A
Anécdotas de una lectura.

                    Un payaso entra en la madrugada de un profesor con un olor y termina en el manicomio. El profesor se contagia e intenta, para descubrir el origen del dolor, hacer el amor con su vecina, ella va al médico vecino y le traspasa el dolor que el profesor le había dado y este último termina casándose con la mujer que al profesor le gustaba. Toda una cadena de desvaríos que surgen por las emanaciones de un olor.

Olor B.
Relaciones de una lectura.
                                  
                                 En la época que nos ocupa reinaba en las 
                            ciudades un hedor apenas  concebible  para el
                            hombre moderno...no había ninguna  manifesta-
                            ción de vida incipiente o en  decadencia  que  
                            no fuera acompañada por algún hedor.
                                                     PATRICK SUSKIND

                    Un hombre soñó que había enfermado de realidad, al abrir los ojos salieron dos mariposas de sus párpados, entonces supo que todo había sido simplemente un sueño. Alguna vez hemos creído que oír voces inexistentes y no contestamos por superstición pero rara veces cree­mos percibir olores inexistentes.[1] Enfermo de realidad intentaré escribir algunas frases prestadas conseguidas en mi computador al azar cuando escribía este trabajo, el cual había interrumpido porque alguien tocó la puerta para preguntarme por un olor extraño que lo atormentaba: De contagios supe un día cuando leí un pasaje de una novela contemporánea[2]      , pero en Macondo el contacto humano provocaba la enfermedad, en el cuento "A propósito de un olor" el cruce verbal y la invasión de la intimidad provocan el trastocamiento de los sentidos.  Fernanda, la de partos múltiples, será una suerte de Eva que expulsará a Roberto de su infierno a través del payaso a quien le ha transferido un hedor casi imposible de soportar, no es una fruta lo que traspasa la Eva-multípara es un olor, acaso una feromona, olores que siempre hemos tratado de esconder con cosméticos, y parece ser que la solución es intentar buscar de dónde proviene pero siempre en la búsqueda es transferido la hediondez, en una novela como Los viajes de Gulliver el viajero satiriza la sociedad cuando al volver del mundo de los caballos sus congénere le apestan, de igual modo, cuando los personajes vuelven de su intimidad e invaden al vecino empiezan a sentir olores nauseabundos. En una obra del teatro del absurdo (La cantante calva) un bombero toca la puerta para preguntar si por casualidad por allí no tendrían un incendio, conducta que rompe con el procedimiento "natural" de los hombres, en un sentido un tanto similar, en el cuento "A propósito de un olor" la primera reacción racional del Profesor ante la pregunta del payaso fue pensar en la existencia de un incendio. El olor a quemado puede alterar la cotidia­nidad pero hay ciertos olores que socialmente aunque sean muy repugnantes son aceptados siempre y cuando se sepa su procedencia pero no por ello cualquiera va a interrumpir la vida de los demás, sin embargo, la ruptura se da en el momento mismo en el cual uno de los interlocutores no siente el mal olor que al otro le atormenta. 


Olor C
En torno a lo fantástico de los olores

                    La alteración de la cotidianidad por el contagio oloroso causará francos desvíos en la vida ordinaria de los personajes, es evidente, pero habría que atisbar un poco más allá para incursionar de mejor manera en el ámbito de lo fantástico y en los mecanismos narrativos que lo impulsan.
                    Resulta paradójico pensar en una enfermedad que tan pronto se transmite se elimina para el sujeto transmisor y digo enfermedad porque la psicopatología es muy evidente, el enfermo -en la sociedad moderna- es el individuo que tiene características psíquicas o fisiológi­cas anómalas o alejadas de un modelo- por tal motivo no es "normal" que un payaso se ufane en la madrugada (a nadie le es permitido en la sociedad moderna madrugada hacer ciertas cosas que no sean hacer el amor o dormir, en la intimidad; o beber y bailar en la discotecas o sitios reservados para ello, cualquier desviación es una transgresión a la norma y como tal debe ser castigada).
                    En el siglo XX, tiempo de la ciencia y la tecnología es poco común creer que una enfermedad se curará transmitiéndola[3]  es por lo tanto anómalo hacer conjeturas de esta índole en nuestros días.

Ultimo olor
Nombres propios y ajenos
o del ludismo de un lector

                    Ravenna es el apellido del primer personaje interro­gado, al igual que la catedral bizantina conocida por sus mosaicos y cuya base es octogonal el cuento se estructura con fragmentos de vida (ocho intervenciones significativas que comienzan la tarde de fiesta infantil en la que Fernanda traspasa su olor al payaso, Venancio (el 6B) prosigue, Roberto Ravenna continua -interviene Garay y Clotilde la portera para seguir con Octavia y enlazar con Rainer que termina transfiriendo su enfermedad con Fernanda que al final se confesará inmune, un octágono que cierra un ciclo simbólico y significativo que empieza con una fuerte desavenencia entre un profesor y un payaso y culmina en un compromiso amoroso entre una divorciada y un médico. "Más vale un buen nombre que un ungüento oloroso" dice el Eclesiastés parodiándolo diría "De que vale un buen nombre sin un ungüento misterioso", el brujo Rainer resolverá el conflicto estableciendo un contrato amoroso, correspondiéndole a la ator­mentada se elimina para ambos la posibilidad de contagio y de enfermedad. Un viernes circuló fantásticamente entre los vecinos de un edificio un olor-hedor-dolor-amor que cambió sus vidas por un buen rato. La anegación fantástica llega por vías impensadas, así como un poeta debe procurar rehacer la metáfora e innovar en cada poema un cuentista deberá buscar una salida ingeniosa, ajena a cualquier lugar común que inunde de ficción la mente de los lectores.
                    Sospecho que muchos lugares quedaron sin visitar pero espero que la lectura siga expandiéndose, dando lugar a más juegos de significados. No perseguí conseguir el fondo de estas historias que se meten una dentro de las otras como una muñeca rusa.
                                               



[1]Entre los andinos es común creer que no se debe contestar a llamadas que solamente oye una de las personas porque piensan que de hacerlo pueden abrir la puerta de la muerte y contestar  afir­mativamente al llamado, el que cree oír que lo llaman con fre­cuencia pregunta a quienes lo acompañar si oyeron algo, si estos le   responden negativamente, no responde, conducta primitiva que conserva mucho de los rituales mágicos donde la divinidad se mezclaba con lo humano a través del verbo.
 [2]En Cien años de soledad los personajes se enferman de insomnio y se contagian de olvido, en el cuento "A propósito de un olor" los personajes se contagian sucesivamente de hedor y se contagia­rán de obsesión, trastocando su vida para siempre.
[3]
En épocas remotas se creía que ciertas enfermedades cutáneas se transferían pero  en nuestro tiempo la razón diagnostica y no cura la           fe ni la creencia, mucho menos la superstición, cualquier desviación invade el terreno ficticio, entre los relatos orales que aun conservan los pueblos andinos se encuentra el de los "sabañones" es creencia popular pensar en que si un enfermo tocaba a medianoche la puerta de una casa respondiera ante la interrogante «quién es» agregará sabañones en los pies y saliera corriendo dejándole la enfermedad al que había respondido y despojándose de la misma en el acto.

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