miércoles, 31 de julio de 2013

EL ENSAYO



EL ENSAYO
ALGUNAS DEFINICIONES
Definir  es cenizar
LEZAMA LIMA

I           

            Género andrógino, nace en y por si mismo, no necesita de otros para fecundarse.

El ensayo es el género literario más libre (...) sólo un hombre libre puede indagar e ignorar. Los regímenes de sometimiento prohíben indagar e ignorar  (Starobinski, 1985) y apoyándonos en tal afirmación de libertad realizaremos estas consideraciones sobre el  ensayo, más  que osadía contienen cierta ingenuidad de principiante.

II       

            Género que necesita de otros géneros para vivir, le resulta indispensable la presencia alterna para ser fecundo.

Pareciera contradictoria, esta ¨definición en relación con la anterior, realmente lo es, pues no es nuestra intención ser categóricos, al contrario intentamos abrir un alfabeto-abanico que muestre un conjunto de propuestas semejantes, coherentes o disimiles y desarticuladas. Pensemos un momento en lo que nos apunta Víctor Bravo (1994) cuando nos dice: El ensayo pone en cuestión toda asunción previa de la verdad, de allí sus continuas recurrencias a la paradoja y a la ironía.

III     

            Puerta expresiva del lenguaje,  ningún género es dispensable para definirlo. No se reconoce como tal, se degeneró o regeneró en un mutante inclasificable

El ensayo también es hoy algo prescindible, algo de lo que nadie se responsabiliza demasiado, algo de úsese y tírese, pero por otro lado, algo de lo que todo el mundo echa mano casi constantemente para seguir reproduciendo y recambiando la imagen de cada cosa. (Savater, 1978) En algunas ocasiones prescindimos, para expresar, de lo otro. No obstante, para definir nos vemos en la necesidad de usar la máscara que reproduce o transforma para causar la impresión de que lo expresado es algo nuevo, siendo apenas otra puerta que hemos abierto para llegar al mismo lugar, en el  intento lo creado apenas ha sido una  ilusión  de novedad.
Tal indefinición genérica lo sitúa al margen de las clasificaciones o caracterizaciones, su amplio campo de acción le confiere un estatus de libertad que le permite caminar con soltura por las distintas disciplinas o ciencias humanas, así este mutante inclasificable, va de la mano con el literato y es su carta de presentación cuando éste intenta profundizar en sus hallazgos; tiende puentes entre el mundo logocéntrico del filosofo, de sus disertaciones y de sus reflexiones posibilitando el acceso de los iniciados y/o de los extraños a ese cosmos hecho de pensamiento, sentimiento y lenguaje, es puente que impide que nos sea ajeno los atisbos del pensador; es una puerta que nos permite ver los logros del científico, del  biólogo, médico o bioanalista, del taxonomista o del entomólogo, puerta que aun no dejándonos entrar del todo a ese mundo, aparentemente tan técnico y exacto, igualmente humano y cálido; es la pasarela del psicólogo, del lingüista, del antropólogo y del sociólogo, al ensayo van todos ellos a mostrarnos sus nuevos ropajes teóricos y sus hallazgos. El ensayo es el recipiendario del cosmos, lo recibe y al recibirlo, lo interpreta, lo transmuta, lo vuelve lenguaje que al ser escritura le da sentido al mundo. El cosmos, por su parte, es una suerte de ensayo que aun no se ha escrito por completo. Terminemos esta arenga diciendo que: Desde su praxis moderna el ensayo exhibe sin ambages su alegalidad o carencia de norma, fórmula o receta precisas. Agréguense a ello la brevedad, la ilimitada libertad de asunto, su carácter no rotundo y más bien inacabado o abierto. (Loveluck, 1976)
IV     

            Casa de luz hecha de lenguaje, confluyen en él: la libertad y la sabiduría, vestida de pasión o de razón de pensamiento y de reflexión,  de conocimiento empírico y de reflejo factual.

Apuntemos: Creo que la condición del ensayo, y su intención también, es la libertad del espíritu dice (Starobinski, 1985)
Se puede discernir dos vertientes del ensayo, una objetiva, otra subjetiva. (...)El trabajo del ensayo se orienta a establecer entre estas dos vertientes una relación indisoluble. (Starobinski, 1985)

V      

            Génesis de la reflexión verbal, ensayar  es verter  el pensamiento en grafía condensada.

En tal sentido llamemos otras voces para que apoyen lo dicho: el ensayo (...) expresa la incursión de lo subjetivo en el ámbito de la teoría, que es donde la subjetividad está más desvalorizada apunta Savater (1974), la grafía es expresión de la esencia, pero no es una reflexión fría sino que se traduce en interpretación verbal cálida del mundo. En el ensayo se funde pensamiento y escritura, se funden filosofía y poesía, razón e imaginación  (señala Isidoro Requena, 1996,  papel de trabajo del curso de Postgrado El ensayo literario modernista latinoamericano, ULA-NURR; Maestría en Literatura Latinoamericana) El ámbito poético de la subjetividad se mezcla entonces con el objetivo de la filosofía.

VI     

            Ensayo: generador de ideas, recipiendario lingüístico de los hechos y del pensamiento.

Loveluck (1984) sostiene que: discursos de asedio y de inteligencia, dotados de una fuerte referencialidad vertida sobre los problemas de hoy, esa generación de ideas no es espontánea, tiene su génesis en el entorno del ensayista quien afina sus palabras y expresa, en un lenguaje sencillo o complejo, la diversidad cósmica y la multiplicidad de voces que llegan hasta él, llevando todo ese flujo de actos y sonidos hasta el ámbito del ensayo que revisa los resquicios del mundo y les da luz al escribirlos.

VII   

            Ensayar es crear disputas, donde las bellas artes sólo veían armonía, el ensayo oyó las contradicciones.

La tarea del ensayista es eminentemente escéptica: el dogmático no ensaya. (Savater, 1978)
VIII  

            El ensayista es un creador de inquietudes.

El ensayo según Luis Muñoz (1978-1979) es un discurso personal que expone una secuencia  argumentativa incompleta (subrayado nuestro) destinado a interpelar a un destinatario sobre cualquier tipo de referencia. Esa interpelación es inquietante, ocasiona fisuras en las presuposiciones del lector, quien ha venido construyéndose un mundo de certezas, que son derrumbadas con los planteamientos inacabados, desconcertantes o agudamente críticos del ensayista. El ensayista disuelve dirá Savater (1978) su tema en mil caminos, lo desperdiga precisamente en aquello que parece aportar para sustentarlo y en el intento pensamos que disemina dudas en el lector, que con el tiempo, lejos de asentar dogmatismo propicia un diálogo fértil con las ideas.

IX     

            El ensayo es indefinible, su carácter andrógino impide conseguir sus orígenes; en el ensayo parecen no confluir las conceptualizaciones, lo que si abundan son las contradicciones.

El ensayo no niega el arte y la ciencia sostiene Pedro Aullon de Haro (ref. extraviada) quien luego agrega, es ambas cosas a la vez, con lo cual se confirma su carácter dual - que fue expresado en el curso de postgrado antes referido- bajo las dos posturas suprahistóricas de Apolo y Dionisos.
            Sostiene Aullon de Haro además que: su más perfecta convivencia integradora necesariamente  imperfecta. Exactamente en esa imperfección se encuentra la posibilidad de su perfección.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

·         Bravo, V. (1994) “Proteo o del ensayo”. En: Ensayos desde la Pasión. Caracas: Fundarte.

·         Loveluck, J. (1976) “Esquividad y concreción del ensayo” En: Loveluck et al. Simposio. El ensayo hispánico. Actas. Columbia: University of Sout Carolina.

·         Muñoz González, L. (1978-1979) “El ensayo como discurso. Algunos rasgos formales”. En: Acta Literaria nros. 3-4.

·         Savater, F. (1978) “El ensayista como rebelde y como doctrinario”. En: Quimera. nro 103-104.

·         Starobinski, J. (1985) “Se puede definir el ensayo”  trad. de Isidoro Requena.







No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA TESIS: SIETE PECADOS Y SIETE VIRTUDES

la tesis: Tejidos y enredos De los siete pecados  y las siete virtudes en torno a las tesis José Luis Barroeta Barazarte....